| | Cartas de lectores Testimonios sobre el aborto
| Deseo felicitar al autor de Yo sobreviví a un aborto, por haber hecho una recopilación fiel y excitante de cuatro testimonios de mujeres norteamericanas que sobrevivieron a esta intervención. En sus palabras no hay resentimiento ni amargura, tan sólo un profundo amor a la vida que casi les fue negada. La fuerza de los testimonios resulta sobrecogedora. El mundo trata de silenciar la verdad del asesinato cruel en el seno de la propia madre. Pero la voz autorizada de estas personas es un sacudón a las tranquilas conciencias que no quieren mirar de cara a la realidad. Aunque sabemos que el aborto es un asesinato, muchos callan porque no existe una voz que grite esa verdad. Pues bien, ahora ya existe esa voz, es el testimonio de ese conjunto de células sin protección legal que quiere y ama la vida. Y la fuerza de este testimonio choca con la mediocridad de quien argumenta que se trata de una colisión de derechos que solo la madre puede resolver. Los creadores de opinión se encargan de silenciar el grito de quien quiere vivir. Por eso Yo sobreviví a un aborto ha traído una gran polémica en los cuatro países donde ha sido publicado. Y es que el testimonio vivo es un duro azote para las conciencias egoístas que valoran la vida como una amenaza en vez de como un don. Y las conciencias egoístas se revuelven condenando al silencio informativo a los grupos pro vida y luchando por la batalla del lenguaje. Los abortistas serán bautizados como libre elección mientras que los pro vida serán denominados contrarios al derecho al aborto. Eufemismos que se desenmascaran en cuanto el testimonio de la verdad salta a la luz. Por eso felicito también a Alex del Rosal, director de la Editorial Planeta Testimonio y a la propia editorial por haber tenido la valentía de que el libro levantaría más de una ampolla de la mal llamada progresía intelectual.
Luis Losada
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