| | Cuna del seven Rosario es la capital del rugby reducido
| Pablo Mihal
Fue en la década del 60 cuando los equipos rosarinos empezaron a cimentar esa mística en cuanto al juego reducido de la que hoy goza Rosario. No existía el seven para selecciones y Duendes, Plaza, Universitario y Gimnasia paseaban desde la última semana de septiembre y la primera de noviembre toda su ductilidad. Así las cuatro citas obligadas como lo eran los seven de Caranchos, Córdoba Athletic, Náutico en Santa Fe y el Seven de la UAR los acogían como los rivales a vencer. Desde entonces, esta modalidad pasó a ser como un sello, como una marca registrada en cualquier punto del país. Sea donde sea. Para Gimnasia y Esgrima el 2000 no se presentó como un año fácil. En el torneo Regional la primera división terminó en cuarto lugar y para peor, con un juego indefinido y en deuda con su gente. A nivel seleccionados a Rosario le pasó más o menos lo mismo. En su única presentación internacional cayó ante Queensland en un partido ganable y pasó sin pena ni gloria por el Campeonato Argentino. Pero con el cierre de temporada llegó el tiempo de los seven y en rugby reducido sus jugadores demostraron ser los mejores. Como una saludable costumbre los mens sana fueron escribiendo su nombre en los últimos torneos de seven de clubes. Ganaron el tradicional Miguel Angel Senatore en su propio reducto, en esa misma cancha también el clasificatorio para el seven de la Urba, torneo donde una vez más se llevaron los laureles. El seleccionado, en tanto, volvió a conquistar el cetro del Seven de la República, al derrotar a Cuyo 26 a 14. Como características salientes, los conjuntos que entrenó César Blanco mostraron una tremenda actitud, jugadores con destrezas para este tipo de variante, una buena condición física y, por sobre todas las cosas, el convencimiento necesario para lograr los objetivos. El experimentado wing Gonzalo Romero Acuña actuó en todos esos equipos y analizó cada uno los torneos donde los mens sana y Rosario dejaron su huella. El líder auriazul habló del fenómeno seven. Primero se refirió a los campeonatos que ganó con su club y después al seleccionado. Si bien todos fueron importantes, el Seven de la Urba fue el más festejado. Fue un torneo bastante duro, ya que todos partidos fueron difíciles. En ninguno nos sobró nada como para estar tranquilos pero los ganamos bien, de a uno, paso a paso, resumió Romero Acuña para iniciar la charla. -¿Lograron volver a tener el nivel que mostraron en el Senatore? -Sí, en gran parte a medida que fueron pasando los partidos. Sin embargo en los últimos, con todo el cansancio y con los golpes que arrastrábamos, más que al juego lindo apelamos a una buena defensa y a aprovechar la recuperación de pelota para poder marcar. De los tres, creo que el Senatore fue el torneo donde mejor jugamos. En el clasificatorio de Rosario fue como que nos relajamos y sentimos un poco el cansancio, estuvimos un poco desconcentrados. No tuvimos un buen torneo, no obstante nos alcanzó para salir campeones. -En lo que hace al juego, ¿cómo lo manejaron? -Lo fundamental fue hacerse fuerte en defensa y, a partir de ahí, recuperar la pelota. Después, cuando la tenemos en la mano, sabemos qué hacer. -Por el hecho de ser rosarinos enseguida los asocian al seven, el juego desplegado. En el Seven de la Urba, ¿notaste que los rivales los toman como al equipo a vencer? Sí. Después de la final todos nos decían que antes de arrancar éramos candidatos y nosotros no estábamos ni enterados. Los dos equipos de Rosario tuvimos un buen torneo. De hecho nosotros salimos campeones y Duendes perdió una semifinal muy ajustada. Creo que a los dos equipos nos sirvió el hecho de haber jugado los dos torneos en Rosario porque fue una preparación muy buena. Con respecto a la pregunta te digo que sí, cuando entrás en una cancha te das cuenta de que el rival te respeta y por ahí toma mucho más recaudos cuando te enfrenta a vos que cuando lo hace con otros equipos. -¿Con Rosario pasó lo mismo? -En cierta manera sí, y se notó mucho con Mendoza. No sé si a ellos les pesó la final, pero fue como que Cuyo salió a la cancha respetándonos mucho. -¿Cuáles fueron las claves? -Yo creo que en la cantidad y calidad de jugadores que presentamos estuvo una de las claves. Tenemos un plantel amplio, de buenos jugadores, y el recambio en el seven es muy importante. Otra puede ser las ganas de conseguir el título. -¿Recuperarlo era una meta? -Sí. Habíamos hablado de que las cosas no nos venían saliendo bien, pero que sin duda ésa era una Copa que teníamos que ganar. Había que recuperarla como fuera... Inclusive jugando mal.
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