Un extravagante carnaval realizado en el puente sobre el río Kwai atrajo ayer a cientos de personas con ánimo festivo, pero algunos veteranos de la guerra y visitantes lamentaron la comercialización de una de las peores atrocidades de la Segunda Guerra Mundial.
Más de 100.000 prisioneros de guerra asiáticos y 13.000 de Australia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Holanda murieron durante la construcción del puente y el ferrocarril de 415 kilómetros bajo el yugo del ejército japonés.
Durante el carnaval, que conmemora el inicio de la campaña militar aliada contra el puente en noviembre de 1944, tailandeses y turistas del extranjero festejaron en paseos, discotecas y conciertos de rock. En Japón ni siquiera se habla de la guerra, pero aquí en el río Kwai hacemos una gran fiesta con bailarinas, indicó Yugo Saso, de 27 años, un actor japonés, que justificó los festejos.
Dos semanas de fiesta
El festival de dos semanas empezó el domingo luego de una sombría ceremonia luctuosa en medio de la lluvia, a la que asistieron diplomáticos occidentales, veteranos de la guerra y funcionarios tailandeses, realizada en un cementerio de guerra en Kanchanaburi, unos 130 kilómetros al oeste de Bangkok.Tim Mofat, un estadounidense de 41 años que trabaja como maestro en Kanchanaburi, dijo que quedó aterrado al ver una réplica de un hospital hecha en bambú que mostraba 50 cruces de madera, construida para ofrecer a los asistentes una sensación de guerra. Kanchanaburi ha desarrollado una próspera industria turística a partir de su historia bélica, gracias en gran medida al éxito de la película ganadora del Oscar de 1957, "Puente sobre el río Kwai".