| | De la historia cultural Enrique Corona Martínez, primer rector del Colegio Nacional A principios de 1874, el establecimiento educativo tenía su edificio, sus muebles y sus útiles. Pero faltaba los más importante: la designación de su director
| Eduardo Carvalho Jorge Colovini*
Corre el mes de abril de 1874. El edificio del Colegio Nacional del Rosario se encuentra terminado, si bien sólo se ha ejecutado una tercera parte del proyecto original enviado por el ministro Avellaneda, y aún falta la casa para el rector. La comisión encargada de la obra, presidida por Cecilio Echevarría, capitán del puerto e integrada además por el presbítero doctor Milcíades Echagüe, Melitón de Ibarlucea, doctor Manuel Carlés, Eudoro Carrasco, Natalio Ricardone, ingeniero Nicolás Grondona y José M. Barría (secretario), trabajando en forma infatigable, había logrado darle a la ciudad el tan deseado y esperado inmueble. También se contaba con el mobiliario, adquirido al ex Colegio Santa Rosa que fundara el doctor Echagüe y el día 17 habían sido desembarcados del vapor Orión 10 cajas de útiles con destino al establecimiento, provenientes del Colegio Nacional de Buenos Aires. ¿Qué faltaba entonces para la inauguración? Quedaba aún pendiente un punto muy importante: la designación del rector y demás profesores, que se hallaba demorada teniendo en cuenta que el primer término anual debía haber comenzado a mediados de marzo. En su edición del día 8, el diario LaCapital llama la atención sobre esta situación: La inauguración de este establecimiento es motivo de retardo, que no teniendo razón de ser, perjudica al presente año escolar, y más adelante: El nombramiento del rector no puede aplazarse por más tiempo, so pena de comprometer al plan de estudios. El día 17 informa que hay un número considerable de candidatos para el puesto: entre ellos menciona al doctor Echagüe -que no puede hacerse cargo porque ha sido electo diputado nacional-, al doctor Piñero -a quien elogia- proponiendo sin embargo al señor Francisco Malbrán, director de la Escuela Municipal de Varones, por considerarlo un educacionista idóneo. Sea como fuere, el gobierno nacional no acusa recibo y LaCapital se enoja con Sarmiento y su ministro Albarracín, vinculando la demora con el conocido episodio ocurrido el 18 de noviembre de 1873, cuando el presidente, de paso para Entre Ríos, con el objetivo de sofocar la rebelión de López Jordán, probó dos ametralladoras prusianas haciendo blanco sobre las paredes del Colegio. Dice el ejemplar del día 25: Vergüenza da la condenación a que se ve sujeto todo un pueblo porque reprobó el cañoneo que el señor Sarmiento hizo al Colegio Nacional, o porque no usó de servilismo yendo a recibirlo con una pompa parecida a la que se empleó tiempos pasados en el viejo mundo con el Shah de Persia. El 12 de mayo el diario le da duro al presidente: Este establecimiento ha sido excomulgado por Sarmiento. La causa es la desaprobación que hizo esta población del cañoneo de que fue víctima cuando el moro presidente, arrebatado por una furia pirotécnica, lo tomó como blanco para ensayo de ametralladoras. Finalmente el día 16 se produce el nombramiento tan esperado y el diario publica la noticia con bombos y platillos: Ha sido nombrado el rector del Colegio Nacional. El señor Enrique Corona Martínez persona distinguida e ilustrada, de nacionalidad española, es a quien le ha sido cabido la gloria del rectorado de este Colegio Nacional. Felicitaciones por ello a la población, porque la colonia de esa nacionalidad es numerosa y porque el rector es digno de la confianza que ha merecido. ¿Quién es el distinguido recién llegado? Para saberlo, debemos volver a los diarios. El Independiente nos informa que Corona Martínez es andaluz, nacido en Granada, en las inmediaciones de la famosa alhambra. Llegaba a Rosario procedente de Tucumán, donde había desempeñado en el Colegio Nacional las cátedras de historia, geografía y economía política, habiendo sido además electo en diciembre de 1873 como municipal de dicha ciudad. Pero es LaCapital la que publica sus antecedentes completos: Aspiró y obtuvo el grado y diploma de regente de 2da. clase en ciencias exactas (Universidad de Granada). Catedrático de teneduría de libros e historia general y del Comercio en el Colegio Mercantil. Catedrático por concurso y nombramiento real en el Colegio de Náutica, Industria y Comercio de Málaga. Vicepresidente de la Academia de Profesores de Instrucción Pública y presidente nato de una comisión especial para mejorar la enseñanza. Juez del Tribunal de Oposiciones para la adjudicación de premios en ciencias y artes. Diploma de académico profesor en la academia de ciencias y literatura, con mensión honorífica (Granada). Vocal de la comisión de exámenes y oposiciones. Catedrático de real nombramiento de las asignaturas de geografía fabril y derecho comercial. Redactor del Correo de Andalucía, diario político. Elegido por el gobierno para pasar a la Corte y escribir una obra de texto, estando agregado a la comisión de pesos y medidas del reino (...). Es natural que después de semejante curriculum vitae, el diario agregue: Parece que después de la lectura de esos antecedentes es demás encomiar al que viene con un caudal tan vasto de conocimientos y con un tesoro acrisolado de reputación. Por otra parte, del estudio de algunos documentos que, milagrosamente han sobrevivido al paso del tiempo, se desprendería el hecho de que sería descendiente de varias familias españolas de noble estirpe. Al respecto, del estudio realizado de dichos documentos por el experto en genealogía y heráldica señor Charles E. Hotham, extraemos lo siguiente: Con respecto a su línea paterna (Corona), hay una genealogía de cinco generaciones, con lugares y fechas de nacimiento, bautismo, matrimonio, etcétera, con indicaciones de que se había justificado la limpieza de sangre. Hay también una anotación de que por parte de la abuela paterna habría una conexión con la familia de los Garcilasos de la Vega. Con respecto a su línea materna hay una certificación de un «rey de armas» de la reina de España -Isabel II de Borbón- fechado el 29 de octubre de 1861, en la que se indica que los descendientes de don Vicente Martínez Montes de Valenzuela y Maestres (aparentemente su abuelo materno) tienen derecho al uso nobiliario de los cuartelados heráldicos que se describen en esa certificación. Asimismo, el doctor Calixto Lassaga, que como egresado del Colegio Santa Rosa, fuera alumno fundador del Colegio Nacional, refiriéndose al rector nos dice estas palabras: Era una eminente personalidad española, republicano entusiasta, varias veces diputado, correligionario y ministro de Emilio Castelar, actuó con eficacia y con brillo en su patria, hasta que los vaivenes de la política lo llevan al ostracismo; va a Francia e Inglaterra y después viene por fin a la Argentina, arrastrado por la ola del destino para quedarse aquí, hasta el final de su laboriosa y fecunda vida. Una emotiva semblanza de la personalidad y carácter de Corona Martínez nos la da Enrique Sempé, que fuera su alumno y llegara a ser posteriormente profesor y vice rector del Colegio Nacional. Dice Sempé: Nuestro rector fue un sabio: un ejemplo vivo de la labor paciente; poseyó un corazón sensible y apasionado y su carácter enérgico y esclavo en el cumplimiento del deber, hirió las susceptibilidades de algunos, no acostumbrados a las exigencias de esas reglas severas. Imponiéndose mayor trabajo regenteó las clases de moral práctica que él había fundado, tendiendo a encaminar por el sendero de la virtud, de la justicia y del honor, a esa juventud, tierna esperanza de la patria. También a Sempé le debemos una buena descripción de su aspecto físico: Su estatura era baja y su cuerpo grueso y desproporcionado, usaba la barba muy recortada y el pelo que se le veía en la cabeza denotaba que en su juventud debió tener todo el aire de un rubio sajón. Su cabeza estaba bien formada, su frente ancha afectaba líneas regulares, sus ojos azules tenían dulzura especial, la nariz fina y aguileña le daba un carácter noble a su simpática fisonomía, por otra parte tan desfavorecida por lo que a su cuerpo se refiere. Algunos de los rasgos descriptos por Sempé, pueden advertirse en la fotografía que acompaña esta nota, tomada por E. Juliá, editor de la Galería de españoles célebres, con estudio en calle de la Visitación Nº 1 en Madrid, donde podemos apreciar al distinguido educador en plena juventud. Corona Martínez llega a nuestra ciudad el 9 de junio de 1874 y pocos días después asume el rectorado, comenzando una obra que desarrollará hasta su muerte, ocurrida el 6 de noviembre de 1880. El paseante desprevenido que transita por la plazoleta existente en la intersección de la Avenida San Martín y la calle Uruguay -en la zona sur de la ciudad- quizás no sepa que lleva el nombre del ilustre primer rector del Colegio Nacional. De esta manera -mediante el decreto Nº 8652 del 14 de julio de 1949- con motivo del 75 aniversario de la tradicional casa de estudios tan íntimamente vinculada a la historia y desenvolvimiento cultural de Rosario, la intendencia municipal rindió homenaje a quien tanto hizo por el progreso y engrandecimiento del colegio, en los difíciles primeros tiempos de su creación.
*Eduardo Carvalho es profesor emérito de la Escuela Normal Nº 1 de Rosario. Jorge Colovini es actualmente vice rector del Colegio Nacional Nº 1. Ambos integran la Comisión de Historia del establecimiento.
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