Gustavo Conti
En este mundo polarizado, donde los de arriba están bien arriba y los de abajo sólo tratando de no despegarse demasiado del techo, a equipos como Newell's o Central parece quedarles como meta excluyente ganarle al otro para darle sentido y pimienta a su pasar por los campeonatos, más allá del buen consuelo de clasificar a las copas sudamericanas. Los hinchas también lo hacen sentir así y por eso partidos como el del equipo rojinegro de anoche en Santa Fe, a una semana del clásico, parecen ser más que nada un aperitivo. Pero dentro de ese contexto, Newell's extrajo del empate en uno ante Colón algunas cosas más positivas que el simple hecho de esperar con buen ánimo el choque ante Central. Y no sólo porque la era Ribolzi se mantiene invicta, sino porque mostró personalidad para defender esa racha y por momentos un volumen de juego interesante, claro que sólo cuando se lo propuso con decisión. Y sin Manso en la cancha. Cuando Favale pitó el final, lo primero que hizo Jorge Ribolzi fue abrazar paternalmente a Diego Quintana, tratando así de consolarlo por el gol increíble que malogró en el segundo minuto de descuento, cuando dejó a Leonardo Díaz en el camino al recibir un pase exacto de Mauro Rosales y la tiró afuera. Entre el hubiese sido un premio para el delantero y el equipo por su búsqueda frenética del complemento, y el fue un castigo para Ñuls por desperdiciar tanto tiempo en darse cuenta de que si quería podía, el cabezazo a la red de Julio Saldaña que empató el partido a 10' del final estuvo bien después de todo. Newell's pudo ganar, y pudo perder también cuando Sebastián Cejas le ahogó el segundo a Adrián Gorostidi justo antes del contragolpe que desperdició Quintana, pero en definitiva lo que más debe importarle es que vale, y mucho, sólo lo que hizo después de estar en desventaja. Hasta los 5' del complemento, cuando Gorostidi fue demasiado rápido para la lentitud de Damiani y toda la defensa, y sometió a Cejas, el desconcertante Colón había metido a Newell's en su campo con muy poco, ayudado por la actitud timorata rojinegra, muy ordenada, es cierto, pero carente de ambición. Pero con el gol en contra, la enjundia no exenta de calidad de Lucas Bernardi, y la búsqueda anterior de Quintana, encontró correlato en sus compañeros, especialmente en Saldaña y los ingresados Rosales y Germán Real. Y contagiada la mayoría, Newell's se agrandó, Colón mostró sus miserias y el centro de Leonardo Ponzio desde la izquierda que conectó Larry al gol obró como consecuencia lógica. Newell's mostró dos caras en Santa Fe, pero acaso la menos surrealista fue la segunda y la que puede servirle de medida de sus posibilidades siempre y cuando se proponga tomarla como espejo. Claro que no para hablar de títulos ni vueltas olímpicas, cosas reservadas a los poderosos. Apenas, o tanto como eso, para jugarle a Central pensando en un triunfo que le de sentido al campeonato.
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