El 24 de julio de este año, dos ladrones que iban en moto interceptaron a una pareja de empleados del empresario Oscar Larrauri y les robaron 126.189,96 pesos, 29.744 en efectivo y 96.445,96 en cheques. Veintiún días después, la policía detuvo a un muchacho de 26 años y lo acusó de ser uno de los ladrones. Más tarde un juez lo acusó formalmente de robo a mano armada, pero él siempre afirmó que no participó del atraco y su abogado defensor aseguró que el sumario estaba lleno de irregularidades. Lo acusaron para quedar bien con Larrauri, llegó a decir a La Capital Susana Beatriz Caballero, la esposa del supuesto ladrón. Ahora la Cámara Penal le dio la razón al muchacho, a quien dejó libre por falta de mérito, y también a su abogado: según los camaristas, en la causa hay gruesos errores que perjudicaron claramente al acusado.
Quien salió favorecido por la resolución de la Sala III de la Cámara Penal es Fernando Alberto Casalotti, de 26 años. Efectivos de la seccional 24º lo detuvieron el 14 de agosto y esta semana los camaristas ordenaron que lo dejaran libre.
El robo por el que lo acusaron ocurrió el 24 de julio en Pueyrredón y Belgrano de Granadero Baigorria. Allí un ladrón interceptó a dos empleados de Larrauri, los amenazó con un arma, golpeó a uno de ellos y luego les arrebató un paquete donde guardaban el dinero que iban a depositar al banco Credicoop, de Belgrano 54. Después se subió a una moto que lo esperaba a media cuadra, conducida por otro individuo, y juntos se esfumaron.
Por alguna razón que nadie conoce, los detectives de la comisaría 24º enseguida dirigieron sus sospechas hacia Casalotti. Luego consiguieron una orden del juez Carlos Carbone para allanar su casa y detenerlo. Para hacerlo le dijeron al juez que las víctimas del robo lo reconocieron en un álbum de fotos.
Pero el abogado Carlos Varela sostuvo desde el principio que el reconocimiento fue irregular y la mujer de Casalotti fue más lejos: en una entrevista con este diario, confesó que para ella la policía indujo a las víctimas a señalar a su marido para quedar bien con Larrauri.
Irregularidades
Una de las irregularidades denunciadas por Varela es que en realidad una de las víctimas del robo señaló a otro individuo y no a Casalotti. Otra es que el reconocimiento fotográfico de Casalotti se hizo cuando la policía ya había dirigido sus sospechas hacia él y podía someterlo a un reconocimiento en rueda de personas.
Según la Cámara Penal de Rosario, la identificación por fotos sólo debe realizarse cuando el sospechoso no puede ser habido, es decir cuando no hay posibilidades de someterlo a un reconocimiento en rueda de personas, ya sea porque no se sospecha de nadie en particular o sencillamente porque el sospechoso no puede ser hallado.
Pero hubo un hecho todavía más grave: al detener a Casalotti después de un primer reconocimiento fotográfico, la policía le tomó nuevas fotografías y se las mostró a las víctimas. Esto está expresamente prohibido en los procedimientos penales. Para el abogado defensor, esto demuestra que en la seccional 24ª indujeron a las víctimas a señalar al detenido como el autor del robo.
Varela le hizo saber todo esto al juez y pidió que declarara la nulidad del reconocimiento fotográfico, que a su juicio era la única prueba contra Casalotti. Paradójicamente, la fiscal Graciela Argüelles coincidió con el defensor y dictaminó que ese reconocimiento no era válido. Sin embargo, Carbone le dictó el procesamiento por robo calificado y lo dejó preso.
La defensa apeló y el caso recaló en la Sala III, integrada por Otto Crippa García, Ernesto Martín Navarro y José Manuel Ravena. Allí dieron vuelta la resolución del juez y dijeron que, como las pruebas son nulas, no hay mérito suficiente para procesar a Casalotti. Por eso el muchacho quedó libre el jueves después de pasar más de tres meses en prisión.
La Ciudad
