Ciudad de México.- El presidente electo Vicente Fox anunció algunas de las figuras que integrarán su gabinete, entre ellas un hombre de negocios para la Secretaría de Trabajo y un representante especial para asuntos relacionados con los inmigrantes y los indígenas. Fox ha creado por primera vez agencias especiales para hacer frente a la discriminación y a las minorías, pero los nombramientos anunciados también revelaron su incapacidad para atraer a otros partidos a su gabinete, dominado por conservadores del norte y hombres de negocios. Fox, que asumirá la presidencia el 1º de diciembre, nombró el miércoles a los miembros de su equipo económico y anunciará el lunes sus nombramientos para las secretarías de Justicia, Defensa y del Interior. El anuncio de ayer recalcó la promesa de Fox de ayudar a los mexicanos a ayudarse a sí mismos, una actitud desusada hasta el momento en México. Deseamos que cada individuo tenga igualdad de oportunidades para superar la pobreza a través de sus propios esfuerzos, dijo Fox. La frase contrastó fuertemente con la doctrina paternalista del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó al país durante 71 años. Como coordinador de justicia social fue nombrado el ex rector de la Universidad Autónoma de México, José Sarukhan. Fox había prometido un gabinete multipartidario, pero el único funcionario de otro partido fue el ex candidato presidencial del Partido Socialdemócrata, Gilberto Rincón Gallardo, que fue nombrado para la agencia especial contra la discriminación. En su discurso de aceptación, Rincón Gallardo pidió programas de indemnización y de acción afirmativa para las etnias indígenas, los incapacitados y otras minorías. El nombramiento más polémico fue el de ex director de la Confederación Patronal de la República Mexicana, Carlos Abascal, como Secretario del Trabajo, un cargo que tradicionalmente sirve de mediador entre sindicatos y patrones. Abascal ha instado a una mejor relación entre los obreros industriales mexicanos y las poderosas corporaciones que dominan la economía del país. Abascal ha prometido reformar las anticuadas leyes laborales mexicanas, buscar un consenso entre obreros y empresarios y promover mayor democracia en los sindicatos mexicanos. No mencionó aumento alguno en el salario mínimo, que asciende a 37.90 pesos (4 dólares) diarios.
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