El titular de la Unión Docentes Argentinos (UDA) Sergio Romero dijo ayer que en el país hay más de tres millones de chicos entre 11 y 15 años que desertaron del sistema educativo, derivado, dijo, de la crisis terminal, en la que se encuentra la educación. Romero afirmó que nadie hace un esfuerzo de contener a los chicos.
El dirigente se mostró escéptico acerca de que el inicio del ciclo lectivo 2001 sea normal o según los cronogramas establecidos, ya que dependerá de que se abra el diálogo entre los funcionarios y los gremios docentes, y que los dirigentes cedamos para llegar a algunos acuerdos, sostuvo Romero.
Qué mal que estaremos, que el gobierno de San Juan dio por finalizadas las clases anticipadamente hace dos días, dijo en referencia a la decisión de las autoridades de esa provincia de terminar abruptamente el año lectivo por las permanentes huelgas docentes.
Al sostener que la educación está inmersa en una crisis terminal, Romero se apoyó en cuestiones financieras, tales como el incumplimiento del aumento del 20 por ciento del presupuesto educativo, que establece la ley federal de educación; la falta de pago en término del incentivo salarial y el atraso en abonar los sueldos a los maestros en algunas provincias.
Acerca del acuerdo entre el gobierno nacional y los gobernadores, dijo que va a traer muchos problemas como la cobertura de los cargos docentes y la restricción en obras de infraestructura escolar. También trajo pérdidas salariales, la eliminación del plus por zona desfavorable que se dejó de pagar hace años a los docentes de áreas alejadas del país, bonificación que en cierta medida ayudaba económicamente a los esforzados maestros de fronteras, zonas desérticas o alejadas de grandes centros urbanos.
En lo pedagógico, Romero dijo que perdura -producto de la aplicación de la anárquica reforma educativa- el descontrol total en las provincias, ya que se contabilizaron unos 13 sistemas diferentes de enseñanza en el país, que generó la nueva estructura en ciclos.Los alumnos y los padres están confundidos y los docentes desmotivados por los problemas de ellos y los propios, concluyó.
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La Ciudad
