De la Rúa acaba de llegar a la capital nacional del paro. A las 11.35 Néstor Ferraza, de la CGT local, le anunciaba así a la barra que lo acompañaba el aterrizaje del avión presidencial en Fisherton.
Los muchachos se pegaron a la radio, que desde media mañana lo venía confirmando: el paro era total en Rosario, más contundente que en otras ciudades, como Capital Federal, que a esa hora tenía casi todos los bancos abiertos. Y con esa fuerza cerró la jornada a la tardecita, con comprobada adhesión en casi todos los sectores.
El ministro de Gobierno de la provincia, Angel Baltuzzi, brindó a media tarde a La Capital la evaluación oficial: El paro ha tenido un alto y extensivo acatamiento en toda la provincia, donde no hubo mayores hechos de violencia: eso fue lo que le comuniqué al presidente Fernando de la Rúa cuando lo acompañé en el helicóptero desde Fisherton a Cañada de Gómez.
-¿Cómo lo vio al presidente, Baltuzzi?
-Muy bien, tranquilo, sereno, comía almendras de a ratos con su esposa. Cuando bajó del Tango 01 le pregunté si quería hacer el transbordo inmediato al helicóptero o detenerse a hablar con la prensa, que estaba a 200 metros. Vamos a atender a los periodistas, me dijo. Lo vi bien.
Las calles en Rosario ayer estuvieron vacías. Si la tarde del jueves (primera jornada) se pareció a la de un sábado, el día de ayer se asemejó a un típico domingo: nada por aquí, nada por allá, algunos pocos bares abiertos y los supermercados más grandes también, cosa de aprovechar el tiempo libre.
Quise salir a comprar cigarrillos y ni los quioscos atendían a la mañana, se asombró ante este diario Nelson Andrenacci, secretario general del sindicato Soeme, que agrupa a las porteras de escuelas. Terminé en un bar de Cafferata y Urquiza, donde era llamativo que la gente no nombrara a la CGT ni a ningún sindicalista -recordó-. Quizás no los conozca, pero decía: «Está bien, hay que parar, algo hay que hacer porque el país está mal».
Andrenacci informó que no hubo un solo colegio abierto (ni siquiera privado), y por lo tanto ningún minuto de clase entre las 450 escuelas oficiales y 320 particulares del departamento Rosario.
Roberto Paladini, uno de los empresarios más importantes de la región, opinó, en cambio, que la gente quiere trabajar pero que el miedo influyó mucho. Las bombas de estruendo, la quema de cubiertas, que son las armas de los activistas, infundieron temor, dijo (Ver recuadro).
Los piquetes
El ministro Baltuzzi afirmó que hubo paz en la provincia más allá de algunos inconvenientes como tres piquetes en la ruta 11 a la altura de Capitán Bermúdez y San Lorenzo, y la rotura, el jueves, de una vidriera del banco de Galicia. Los demás hechos, como algunos intentos de robo en el sur de Rosario, en jurisdicción de la comisaría 16, son de carácter policial y con actuación de delincuentes comunes, especificó.
No obstante, aclaró que los piquetes estaban levantados desde el mediodía y también había caminos alternativos a la ruta 11.
Baltuzzi merituó la actuación policial. El operativo en Rosario estuvo bien diagramado, dijo, y felicitó a la plana mayor de la Jefatura. Con relación a la actuación de militantes de Empleados de Comercio en el supermercado Coto de Presidente Roca y 3 de Febrero (ver página 4), el ministro lo definió como un acto de hostigamiento, aunque consideró que la actuación de los gremios fue pacífica en términos generales.
Los gremialistas consultados por este diario coincidieron en que el nivel de acatamiento estuvo entre el 95 y el ciento por ciento y que no hubo disparidad en el comportamiento de los barrios. Paró todo el mundo. Cuando un paro empieza bien, como se vio el jueves, termina con un éxito total, como se está comprobando ahora, dijo Ferraza al cierre de la jornada.