Pedro Squillaci
Los piquetes que realizaron ayer los militantes de la Asociación Empleados de Comercio en distintos supermercados de la ciudad derivaron en nuevos incidentes, que se suman a los registrados el día anterior cuando comenzó el paro nacional de 36 horas. El hecho más grave sucedió en el Coto de Presidente Roca y 3 de Febrero, donde unos manifestantes destruyeron las persianas de la entrada e incendiaron un carrito con maderas y un neumático en el ingreso del súper. Otro momento de tensión se vivió en Carrefour, cuando la policía cerró con candado los portones de ingreso a las cocheras impidiendo el acceso de los que protagonizaban la protesta. Estamos satisfechos, porque en todos los supermercados a donde fuimos cerraron las puertas y dejaron salir a los empleados, dijo tras la recorrida el secretario general de los mercantiles, Rubén Ghioldi, quien encabezó el raíd piquetero. La columna salió, a las 10, desde la delegación gremial de Corrientes al 400 con un centenar de personas, que portaban pancartas del gremio y se hacían oír con bombas de estruendo, bombos, redoblantes y cánticos contra el gobierno nacional. La primera parada fue en el Coto de Urquiza al 1600, en donde todo fue pacífico. Es que las puertas estaban cerradas y no se divisaban empleados trabajando, por lo que sólo se tiraron volantes en el ingreso y se continuó camino. Sin embargo, a pesar de que las persianas también estaban bajas en el Coto de 3 de Febrero y Presidente Roca, la situación fue diametralmente opuesta. Un grupo de manifestantes forzó las persianas en esa ochava y al grito de liberen a los presos de adentro, algunos entraron para apoderarse de un carrito y le prendieron fuego. ¡Adentro están laburando!, gritó un activista. A esta altura, ya eran 200 los que engrosaban la columna, ya que se habían sumado militantes del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), Partido Obrero (PO) e Izquierda Unida (IU). Las llamas del carrito tomaron más fuerza cuando le agregaron un neumático, maderas y un puñado de volantes. El fuego rozó el vidrio de entrada y las caras de pánico de los empleados del súper pintaban el tenor de la situación. Los vecinos comenzaron a acercarse mientras las sirenas de los megáfonos y los cánticos subían de tono. Fue allí cuando una hilera de guardias de infantería de la policía se parapetó en la entrada provocando la ira del mismísimo Ghioldi. ¿Ustedes a quién defienden, a los empresarios o a los trabajadores?, desafió el dirigente gremial. Trascartón, un grupo de exaltados golpeó la única vidriera sin protección que estaba por Presidente Roca, hasta que minutos más tarde un dirigente gremial ordenó continuar con la marcha y evitar mayores incidentes. Los mercantiles se subieron a cuatro colectivos especiales con su artillería completa de bombos, pancartas y detonantes, y se dirigieron hacia el Norte de Pellegrini entre Crespo y Vera Mujica. De aquí en más se repetiría una escena en los cuatro súper que visitaron hasta que terminó el recorrido. Esto es: gerentes que ordenaban cerrar sus puertas ante la presencia de los sindicalistas, policías custodiando los ingresos, clientes que pagaron y huyeron con los bolsitos llenos, y Ghioldi solicitando que se retiraran los empleados. Esto ocurrió tanto en el Norte de avenida Pellegrini como en el otro de Pueyrredón y Santa Fe, en el Carrefour y en el Makro. La situación se descomprimía en cada caso cuando los empleados salían de los comercios en medio de contundentes aplausos y golpes de bombo con ritmo intenso. Claro que en el Carrefour el clima fue bastante más tenso. La policía cerró con candados el ingreso de la cochera lateral, mientras sólo habilitó la entrada principal para que se retiraran los autos de los clientes. Inclusive, un empleado de la vigilancia de la empresa sacó fotografías a los manifestantes en un hecho más que confuso. Aunque Ghioldi logró entrar y dialogar durante más de media hora con los funcionarios de la firma, el reclamo de la abogada del gremio, Susana Treviño, se hizo sentir: Al impedirme el ingreso están violando la libertad sindical en este país. Las rejas cerradas encendieron la protesta. ¡Paro, paro, paro, paro general!, gritaban los manifestantes mientras espiaban tras las rejas. Inclusive, el cuerpo directivo del sindicato, que entró antes que llegara el grueso de los mercantiles, tuvo que saltar los portones de dos metros de alto para poder salir. Tras cuatro horas y media de recorrido, los manifestantes se subieron a los colectivos, guardaron los trapos y emprendieron el regreso.
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