Bella, pero ante todo inteligente, sensible y muy aguda, la actriz española Aitana Sánchez-Gijón, llegó a Buenos Aires para promocionar el festival de preestrenos España, Francia e Italia: el cine del tercer milenio 3 afirmó que la única forma que tienen esos países para enfrentarse al monopolio del cine estadounidense es contar sus propias historias y retratar sus propias realidades. La actriz protagoniza Celos, la nueva película de Vicente Aranda, producción presente en el festival porteño.
No se puede competir con el cine norteamericano. Lo que se puede hacer es intentar preservar el pequeño lugar que tenemos y luchar por arañar cada vez un poco más. Lo que sucede es que no estamos en igualdad de condiciones: somos como David luchando contra Goliat, graficó la actriz.
Sánchez-Gijón agregó que la única arma que tienen cinematografías como las nuestras es contar sus propias historias, retratar sus realidades y no intentar emular las fórmulas norteamericanas, porque ellos siempre lo harán mejor que nosotros.
Por ejemplo, he visto «Nueve reinas» y «Felicidades» y me he hecho una idea bastante profunda de la realidad argentina y de cómo los argentinos se miran a sí mismos. A mí eso es lo que me hace aprender y conectarme con la realidad de un lugar, expresó la artista, figura esbelta, gran sonrisa y hoy de pelo corto.
La actriz, que trabajó a las órdenes de directores como Adolfo Aristarain, Bigas Luna, Fernando Fernán-Gómez y Pilar Miró, aseguró: Tuve la suerte de trabajar con grandes directores, con una trayectoria muy sólida comentó Sánchez-Gijón. Pero lo que me interesa de ellos es fundamentalmente su mundo. Me interesan como cineastas porque me interesan como personas y porque me interesa su mirada sobre el mundo. Trabajar con ellos es para mí un gran aprendizaje.
A diferencia de sus compatriotas Antonio Banderas y Penélope Cruz, quienes desarrollan una exitosa carrera en los Estados Unidos, Sánchez-Gijón también trabajó muy bien en Hollywood, pero se siente ajena a ese mundo de fama y farándula y tiene muy claro que su hogar y sus querencias están en España.
Me siento totalmente ajena a ese mundo. Por carácter, por cultura, por educación y por ideología no me veo integrada en ese sistema. Además, hubiera tenido que pagar un precio demasiado alto para hacer seguramente cosas que a mí no me interesan, y no estoy dispuesta a pagar ese precio, explicó.
La heroína de Un paseo por las nubes (que dirigió Alfonso Arau en Estados Unidos en 1994 y coprotagonizó Keanu Reeves) añadió: Me parece que hay que tener unas miras profesionales muy determinadas para meterse en la vorágine de Hollywood, que me parece realmente agotadora y algo que te desarraiga mucho.
Al frente de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de España hasta el mes próximo, Sánchez-Gijón indicó que no se puede hablar actualmente de un solo cine español, porque no va en una sola dirección y existe un abanico muy amplio. Hay cientos de cines españoles, tantos como películas.
En España se filman 90 películas al año, con una calidad técnica y artística cada vez más elevada. Sin embargo, según la actriz, el problema es que se producen muchas películas pero la posibilidad de exhibirlas y distribuirlas es bastante escasa, porque nuestro mercado es limitado.
El puente entre las cinematografías de España y Latinoamérica todavía es muy finito. Aparte de eso, ambos mercados están copados por el cine norteamericano. Entonces, las ventanas de salida para nuestras películas son muy escasas, lamentó.
Aunque La camarera del Titanic, Volavérunt (ambas de Bigas Luna) y El pájaro de la felicidad (Pilar Miró) están entre sus filmes más importantes, la actriz recuerda con cariño las películas que hizo con los argentinos Beda Docampo Feijóo (El marido perfecto), Juan José Campanella (Love Walked In) y Adolfo Aristarain (La ley de la frontera).
Tuve una muy buena experiencia con ellos. Pero sucede algo curioso, porque con ninguno de los tres he filmado en Argentina (con Campanella lo hizo en Nueva York, con Docampo Feijóo en Praga y con Aristarain en España) y la única película que he filmado en Argentina ha sido con un director español («Sus ojos se cerraron», de Jaime Chavarri).
Trabajar con Aristarain talentoso cineasta recordado por «Tiempo de revancha», «Un lugar en el mundo» y «Martín (Hache)» para mí fue como un regalo del cielo, pero tengo muy buenos recuerdos de los tres, elogió la actriz.
La izquierda y los desnudos
Aitana Sánchez-Gijón dejó Filología Hispánica en el segundo curso de la universidad, incapaz de compaginar estudios y trabajo. No me gustan las medias tintas dijo la artista. Si estudio, es para sacar sobresalientes. Su padre, Angel, profesor de Historia, se exilió en Roma por motivos políticos, y allí se enamoró de Fiorella, su madre, profesora de matemáticas. Al cumplir Aitana un año la familia regresó a Madrid. Tiene un hermano menor, Eloy, que toca el bajo en una banda de rock. El nombre de Aitana sus padres se lo pusieron por su madrina, Aitana Alberti, hija del poeta Rafael Alberti.
Grandes escándalos no hubo hasta hoy en su vida privada. Apenas los rumores, en 1989, sobre su supuesto romance con el cantautor Víctor Manuel, cuyo matrimonio con Ana Belén se suponía por entonces en crisis. Los desnudos no faltaron en la carrera de Aitana. Desde Bajarse al moro a los más recientes La ley de la frontera y Balthasar, el castrado. Los desnudos son un reflejo de la vida y si vienen a cuento, no deben eliminarse, dijo la actriz.
Entre otros datos personales, Sánchez-Gijón no está bautizada, es monógama y partidaria del divorcio y del aborto. No milita en ningún partido, aunque de niña iba con su padre a la Fiesta del PCE y a pegar carteles. Soy de izquierdas afirmó y el PSOE no me gusta nada y me parece muy arrogante. Hoy, ser de izquierdas es una cuestión de forma de vida, del día a día, más que de militancia.
Para la actriz 1999 fue un año importante en su carrera artística: quedó instalada en un triunvirato laboral, presidiendo la Academia de Cine de España y encarnando a una duquesa exultante que se enfrenta a su decadencia (el filme Volavérunt. La maja desnuda) y a una naranjera en un túnel sin salida (Celos), protagónico que la trajo por estos días a la Argentina. Sin dudas tres papeles muy intensos en un mismo año para una mujer que no pierde la compostura ante los retos. Nunca pensé en tirar la toalla dijo finalmente la española. Ni siquiera en los peores momentos, porque pensaba que lo que no mata, engorda, y yo no me pienso morir. Pero sí digo una cosa: mi mandato termina en un mes y no durará un día más.