| | Andando la noche La cultura de la gastronomía
| Marcelo Menichetti
Los alrededores del Centro de Expresiones Contemporáneas se vieron copados por numerosos jóvenes en la noche del viernes último. Allí, Bersuit Vergarabat, de la mano de Gustavo Cordera, llegó para ofrecer un recital sobre su último disco. Legiones de jóvenes acólitos del pelado de pijama permanente deambulaban en torno a los galpones del puerto, esperando el comienzo de la fiesta mientras, frente a la boletería, se prolongaba una cola integrada por los que habían juntado los 15 pesos para conseguir el pase al delirio. Entre los integrantes de la fila con casi absoluta mayoría de veinteañeros y frente a la ventanilla debidamente custodiada por dos monumentales policías, se apersonó un señor cincuentón, de bermudas rojas y camisa tropical. Su llamativa presencia en un entorno tan juvenil hizo suponer que la propuesta ácida y contestataria de los Bersuit ha llegado aún hasta las capas más maduras de la sociedad argentina. Sin embargo, el diálogo que el señor mantuvo con el boletero despejó el panorama de cualquier elucubración en torno a su presencia. ¿Cuánto vale la entrada? preguntó el hombre y tras escuchar el precio, consultó si los menores pagaban lo mismo. Otro que trae a los pibes. deslizó uno de los policías, creyendo haber encontrado la respuesta al misterio. Antes de entregar el dinero el señor volvió preguntar: Es la primera vez que vengo, ¿la entrada incluye la comida? Un silencio pesado y largo marcó el estupor del boletero, de los policías y de los circunstanciales testigos de la escena. ¿Qué comida? requirió el perplejo boletero. ¿Cómo acá no están las Colectividades? Si mañana lo cuento, no me lo van a creer..., clausuró el de la ventanilla.
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