El gobierno nacional logró lo que parecía imposible en un futuro cercano: unificar, aunque sea nada más que en la acción, a las CGT oficial y disidente y a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), que realizarán paros el jueves y viernes próximos en rechazo al paquete económico. Tras el anuncio de las últimas medidas, las centrales que conducen Hugo Moyano y Víctor De Gennaro salieron con los tapones de punta: convocaron a un paro de 36 horas, con movilizaciones en todo el país y ollas populares. La rápida respuesta de la CGT rebelde y la CTA a las medidas económicas tuvo su cuota de picardía, porque buscaron mantener el liderazgo de la confrontación con al gobierno, dejando mal parados a los dialoguistas, aseguró un vocero disidente. La primera posición de la CGT oficial fue fijada por su titular, Rodolfo Daer, quien desde Ginebra (Suiza), donde participaba de una reunión de la OIT, sostuvo que no se descarta la posibilidad de un paro, porque a los trabajadores sólo nos queda un camino: la lucha. Superado el efecto picardía, el mercantil Armando Cavalieri, el lucifuercista Oscar Lescano y el estatal Andrés Rodríguez se reunieron el martes pasado con Moyano y Juan Manuel Palacios (UTA) en el estudio del abogado laboralista Héctor Recalde. Allí acordaron la unidad en la acción: dejar de lado por el momento las habituales rencillas y diferencias para enfrentar con éxito las nuevas de medidas económicas anunciadas por el presidente Fernando de la Rúa. Tras las habituales chicanas, donde Moyano se quejó de algunas declaraciones formuladas por Carlos West Ocampo dos días antes, los dialoguistas adelantaron que impulsarían un paro para esa fecha. Aunque dejaron en claro que la medida sería de 24 horas, ya que la modalidad de la CGT oficial es proponer un paro de actividades, pero sin movilizaciones. Hay demasiada sensibilidad social y no podemos arriesgarnos a encender la mecha de probables incidentes, adujo un vocero de Azopardo 802. En conocimiento de que finalmente los anuncios del gobierno habían logrado unificar en la protesta a las tres centrales sindicales, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, lanzó un operativo para frenar el paro. Comenzó un permanente intercambio telefónico y personal con los referentes de las dos CGT y la CTA, que incluyó una visita que pretendieron mantener en reserva a la Federación de Luz y Fuerza, la noche del jueves pasado. Allí, en un encuentro muy breve (la ministra fue llamada a su celular por De la Rúa y tuvo que irse), West Ocampo, Lescano, Cavalieri, Rodríguez y Julio Ieraci (quienes también aguardaban la presencia del jefe de gabinete, Chrystian Colombo) precisaron que estaban dispuestos a hablar con el gobierno, pero que el paro se hacía si no dejaban sin efecto las medidas. Bullrich confirmó el contacto y admitió que está en permanente comunicación con los dirigentes gremiales. Sin embargo, descartó la posibilidad de encuentros personales durante este fin de semana. Tras desechar la posibilidad de que el gobierno declare la ilegalidad de la protesta, la funcionaria sostuvo que deberá cumplirse el cronograma de servicios esenciales durante los días de paro. Un influyente sindicalista del área de servicios de la CGT oficial confió que en otras circunstancias se habrían agotado todas las instancias para evitar la confrontación, pero la falta de respuestas del gobierno y el creciente malestar de la gente nos dejan sin margen de maniobras. La situación económica se convirtió en una enfermedad muy grave para el conjunto de la sociedad, que requiere de soluciones médicas de fondo y no una cura con yuyos mágicos o aspirinas, graficó el dirigente. Más allá de los contactos que mantendrán las centrales sindicales a partir de mañana con Bullrich y Colombo, no hay ninguna posibilidad de suspender la huelga, que promete hacerse sentir con fuerza en todo el país, coincidieron los voceros de las dos CGT y la CTA. El presidente Fernando de la Rúa deberá hacer frente al cuarto paro general desde que asumió, hace casi un año.
| |