Mauricio Maronna
Antonio Cafiero no pierde su fina estampa, su bronceado sempiterno ni su histrionismo. Tampoco el humor ácido. Para los radicales, ejercer el gobierno es un episodio molesto entre dos grandes internas, chicanea. Ubicado en el ojo del huracán tras su denuncia por los sobornos en el Senado, Cafiero ratifica que tiene certezas pero no pruebas. Me sorprendería que el juez no procese a varios senadores, golpea. Acompañado por el titular del PJ rosarino, Rubén Dunda, el legislador quiere dejar en claro durante la entrevista con La Capital su obsesión: Hay que evitar que la Alianza convierta a la crisis en una catástrofe, y reitera que una fórmula Reutemann-Cafiero arrasaría. Usted sí que se equivocó senador... ¿Por qué me dice eso? Antes de que asuma De la Rúa dijo que no habría domingo más aburrido que uno lluvioso, sin fútbol y con De la Rúa presidente... Depende de la traducción que usted haga de la palabra aburrido. Estamos aburridos de malas noticias. Además, fíjese cómo llueve los domingos... Pero bueno, la verdad es que la gravedad de la situación no les deja resquicio a las bromas. La gente está sufriendo, la Argentina está muy mal. Y no hay en el horizonte elementos como para decirle al país que puede ser optimista. Si las cosas se empiezan a hacer bien, que espero sea rápido, tal vez se vislumbre una reactivación, pero de la vida argentina, no solamente de la economía. La sociedad está desinflada, desactivada. ¿Cómo hacemos para que este gobierno no conduzca al país a una catástrofe? Hay que evitar que la Alianza convierta a la crisis en una catástrofe. Bueno, Ruckauf dice que el presidente ya está al borde del precipicio. No creo que estemos al borde una crisis institucional. La crisis, entiéndanlo, es económica y social, pero no política. Afortunadamente nadie tiene interés en derrumbar a la democracia. ¿Cómo se entiende que un presidente que arrancó con un nivel de aprobación de casi el 70% esté ahora tan bajo? Es un problema endógeno de la Alianza: fue lucubrada para terminar con el menemismo. Lo único que se buscó desde la Alianza fue derrotar al peronismo, pero no generar una alternativa superior. Esta es la base del conflicto actual. Hicieron muchos discursos en la campaña pero se olvidaron de la realidad. Ustedes insisten en que el radicalismo no sabe gobernar. Históricamente hablando, fácticamente hablando, el radicalismo jamás mostró vocación por el gobierno eficaz. Para los radicales, ejercer el gobierno es un episodio molesto entre dos grandes internas (risas). Hay algo que es innegable: los radicales están mucho mejor preparados para ser oposición. ¿Usted se dio cuenta dónde está la mayor oposición al gobierno? En el propio gobierno... Les renunció uno de los dirigentes más conspicuos, importantes y decisivos. Esa predilección por las internas que exhibe el radicalismo es lo que después lo debilita para el ejercicio eficiente de la función pública. No es real el paralelismo que algunos empiezan a hacer con Illia. El gobierno de Illia fue mucho mejor de lo que la ciudadanía pensaba. De la Rúa es como es... No creo que sea tan inepto como algunos lo presentan, heredó una situación difícil y la crisis de su partido lo agrava. Alfonsín no lo ayuda mucho. Casi todos los presidentes anularon a los partidos que los llevaron al poder. Ahí De la Rúa tiene un problema, no tiene fuerza para domar a la UCR. De la Rúa tampoco tiene carisma para convocar, aunque es un hombre honesto. Reconozca que desde el PJ se fomenta la sensación de crisis institucional. Alguno se está probando el traje presidencial antes de tiempo. Los peronistas no podemos hacernos los desentendidos. Esta crisis no solamente afecta al oficialismo, también muestra la crisis que tenemos en el peronismo. El PJ no debe asociarse a este gobierno, ni hablar de coalición. El pueblo nos votó para que hagamos una oposición leal, constructiva, honesta y con ideas. Este es el gran desafío. Fue uno de los impulsores de la investigación por coimas en el Senado. ¿Y ahora qué? El juez, ahora que terminó con las indagatorias, deberá dar su dictamen. Y ahí veremos si esto fue nada más que una cuestión subjetiva o si hay elementos como para tomar decisiones. Esta cuestión hay que mirarla con un ojo en el Derecho Penal y con el otro ojo desde el punto de vista político. A mí se me quieren atribuir cuestiones fantasiosas, invenciones y ataques de senilidad... ¡Pero miremos las consecuencias que tuvo en la vida institucional del país! ¿Sigue teniendo certezas de que hubo coimas? Tengo certezas, absolutamente. Pero no tengo pruebas, que es otra cosa. Tengo certezas políticas y de hechos que me convencieron. Se produjo un terremoto político y no fui yo el que se fue del gobierno diciendo hubo actos de corrupción y los sobornadores están en el Estado. Lo dijo Chacho... El cambio de gabinete, de autoridades del Senado, todo el cataclismo, ¿es un invento mío en una mañana calenturienta? Es difícil que el juez encuentre el documento que compruebe las coimas, pero políticamente y moralmente no hay dudas sobre lo que pasó. ¿Le sorprendería que Liporaci dicte en los próximos días el procesamiento de algunos senadores? No. Me sorprendería lo contrario: que no los procese. ¿Cuando se ascendió a Flamarique olfateó el vaho de la impunidad? Sí. Y lo mismo le pasó a Chacho. Esos cambios olían a impunidad. A partir de su denuncia muchos senadores de su propio partido le niegan el saludo. Algunos me dejaron de ver con simpatía, es verdad. Pero a estos hechos los denunció un reputado periodista. Yo me hice eco de eso y dije no me voy a callar. El escarmiento dejará una lección de la que me honro: no será posible repetir estos procedimientos. ¿Qué perdió el gobierno con la renuncia de Chacho? Chacho es un muchacho talentosísimo, un político de raza. Chacho le hubiera dado al gobierno ese aire innovador, creativo y moderno que es propio de su personalidad. Chacho desde el gobierno hubiese despertado a la política y a los jóvenes. Pero se equivoca cuando quiere hacer esto desde afuera de la política. ¿Fue un irresponsable al renunciar? No, eso no lo podría decir. ¿Quién le gusta más: Reutemann, Ruckauf o De la Sota? No me diga los tres... Acá en Rosario voy a decir que Reutemann (risas). Antes de las elecciones del 99 aseveró que una fórmula Reutemann-Cafiero arrasaba. Puede ser.
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