Hablar de Bohemia significa remontarnos a cientos de siglos atrás, donde en la actual República Checa vivían tribus celtas que dieron el origen a su nombre. Por siglos, Bohemia ocupó un rol central en el Imperio Romano. Bajo el reinado de Carlos IV, Praga llegó a convertirse en una de las capitales más importantes y florecientes de Europa.
La actual República Checa está dividida en tres regiones históricas: Bohemia, Moravia y Silesia.
Las tierras de Bohemia del Sur y Moravia yacen en las antiguas rutas comerciales entre el océano Atlántico y la costa del mar Negro, y entre el Mediterráneo y el Báltico. Esta valuable posición estratégica le otorgó una gran prevalencia en el orden histórico, lo que produjo el auge en la economía y el desarrollo de la región.
El paisaje de Bohemia del Sur es el testigo tal vez más elocuente de la gran labor de generaciones de piscicultores hasta convertirse en un hermoso parque productivo. Conjuntos de lagos en infinitos tanques llenan el paisaje con resplandecientes ojos y zanjas de agua.
Desde siglos se crían tiernas y sabrosas carpas que no pueden faltar sobre las mesas navideñas en los hogares checos. Sin embargo, el pescado ya era el manjar favorito de la amplia familia de los señores con la rosa en su escudo, de Rozmberk y Hradec.
Bohemia del Sur solía ser un reino dentro del reino, una región donde el poder del monarca era representado muchas veces sólo por las firmes murallas de la ciudad de Ceske Budejovice. El resto era propiedad de una familia poderosa y orgullosa, cuyos miembros residían en Hluboka, Cesky Krumlov, Treboñ o Hradec. Podríamos estar meses recorriendo sus innumerables pueblos, castillos y fortalezas, preservados casi intactos y abrazados por una naturaleza que nos traslada por estas tierras como si el tiempo hubiera quedado intacto.
La magia de Telc
El pueblo de Telc (Telch) constituye una verdadera pieza preciosa del Renacimiento. En los confines de Moravia del Sur, es sin dudas uno de los pueblos más hermosos de la República Checa, declarado por la Unesco como uno de los sitios históricos mejor preservados.
A 157 kilómetros al sur de Praga, Telc no es un lugar fácil de llegar, pero su encantadora plaza central, su mágico castillo y un puñado de pequeños museos hacen que valga la pena el esfuerzo. Como otras ciudades bohemias, fue azotada por incendios de tal magnitud que todas sus casas de madera fueron destruidas por el fuego, en 1530. Afortunadamente esto no fue una desgracia, sino que convirtió la desgracia en una bendición, al hacer que los habitantes reconstruyeran en piedra todo el pueblo. Los resultados es lo que hace que Telc sea tan especial.
La plaza principal, llamada Zacharias Hradce, es una larga avenida de casas color pastel, conectadas por una galería exterior, que han sido preservadas por más de 400 años. El pueblo es tranquilo y somnoliento en todo momento, a pesar de los turistas austríacos, franceses e italianos que han descubierto este lugar tan placentero.
Entre los salones más destacados del castillo se encuentra el Dorado y la sala de teatro, cuyo cielo raso está decorado con caras fantasmagóricas de sátiros y otras criaturas míticas que le dan al visitante la bienvenida en su recorrido.
Cesky Krumlov
Al seguir nuestro recorrido hacia el oeste llegamos a Cesky Krumlov (Cheski Krumlof), patrimonio de la Unesco, verdadero laberinto que invita al visitante a sumergirse y perderse en el tiempo y espacio.
Dividida por el río Moldava, el cual gira tres veces para bañar el centro de la ciudad y para regresar casi al mismo punto, luego de haber hecho un arco a lo largo de todo un kilómetro.
Es un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza e historia, sentarse en uno de sus numerosos restaurantes sobre la orilla del río y saborear la gastronomía de esta region.
En su caso histórico se destaca una gran variedad de edificios, entre ellos el castillo de la ciudad. Fue construido por los señores de Vitkovici, para controlar el camino que conducía a Linz, Austria, convirtiéndose luego en la sede principal de la familia Rozmberk. A los últimos señores de esta casa son acreditadas numerosas leyendas sobre los trabajos de alquimia, que fueron hechos para los hermanos Guillermo y Pedro Vok de Rozmberk. Esta actividad le costó al primero, más que al emperador Rodolfo II, aproximadamente 8 millones de monedas de oro.
Donde nace la cerveza
Finalmente, yendo hacia el norte llegamos a la capital de Bohemia del Sur, Ceske Budejovice (Cheski Budieovitse), establecida por pobladores germánicos. Sus riquezas en yacimientos de plata hicieron de esta ciudad un centro económico y cultural de la región.
La plaza cuadrada, con 133 metros en cada lado, conserva su encanto medieval a pesar de las innumerables reparaciones posteriores y está dominada por el edificio del ayuntamiento, reconstruido en los años 1727-1730 por Martinelli, arquitecto del linaje de los Scwarzemberg. Josef Dietrich autor de la estatuas alegóricas a la justicia, sabiduría, valor y prudencia, sobre el ático del ayuntamiento también construyó la fuente monumental de Samson en el centro de la plaza.
Numerosos edificios de gran valor histórico se alzan alrededor de esta plaza. Dignos de mencionar son la Iglesia de la Presentación de la Virgen María, el edificio de la Carnicería (Masn Krám).
La famosa cerveza americana lleva el nombre esta ciudad, del alemán Buweiss. Esta bebida, gracias a su sabor y calidad, era ya famosa en los tiempos de Fernando I, quien la hacía transportar regularmente a su corte y hacía las delicias de sus miembros.
Entre las leyendas más antiguas de Budejovice aparece la de la piedra errante. La piedra pentaendra, en la que está incisa una pequeña cruz, se encuentra incrustada en el adoquinado de la plaza, contiguo a la fuente de Sansón. Indica el lugar donde, en 1478, fueron ejecutados diez jóvenes acusados de conspiración y homicidio. Se dice que quien pasa por la piedra después de las nueve de la noche se extravía en las calles de la ciudad.