El misil de Paolo Frangipane terminó definiendo un partido cerrado en el que Córdoba hizo méritos para quedarse con la victoria y al final se quedó con las manos vacías. Un viejo adagio futbolero reza que los goles que no se convierten en el arco ajeno se terminan sufriendo en el propio, y eso fue lo que le pasó a Córdoba, en un cotejo donde estaban en juego más que los tres puntos. El balance de los noventa minutos habla de un partido que no pasó de mediocre, pero en el que Córdoba pareció ser el único que quería ganar. Sin embargo los de Giovagnoli no pasaron de buenas intenciones porque cuando pisaban el área del equipo de Victoria daban por tierra con lo poco que generaban de mitad de cancha hacia adelante. El Córdoba que desplegó un buen fútbol frente a Defensa solamente apareció en cuentagotas y de esa manera le permitió a un equipo limitado como Tigre llevar el partido al terreno que más le convenía, el de la fricción y dejar correr el reloj. Lo mejor de los charrúas se vio en la primera parte, donde contó por lo menos con tres claras ocasiones para ponerse en ventaja, pero la mala puntería de los delanteros y la seguridad de Daniel Islas dejaron el placar en blanco. Pero más allá de esas aproximaciones del equipo de Tablada, los locales carecieron del conductor necesario para acorralar a un rival que vino a defenderse. Ramiro Leone no tuvo una buena tarde y Fernando Olmedo se encargaba de enfriar cada ataque de los locales cuando lo que correspondía era exactamente lo contrario. La lentitud de Olmedo hizo que más de una vez sus compañeros se quedaran con las ganas de probar al uno visitante y que los hinchas se pusieran afónicos acordándose de su familia. En la segunda mitad, Córdoba fue desapareciendo de a poco y esto le permitió a Tigre, llevado de la mano por Frangipane la figura del partido, comenzar a aproximarse por el área de Cancelarich. Como ya es habitual, el arquero respondió con creces cada vez que el equipo lo necesitó, hasta que apareció el violento remate del ex jugador de Deportivo Español para poner un resultado mentiroso que dejó a Córdoba sin nada en los bolsillos y con toda la bronca por las ocasiones que dejó pasar cuando el trámite lo favorecía. Al torneo todavía le queda una rueda y la lucha por la permanencia promete ser intensa, hasta el momento Córdoba alternó buenas y malas por lo que de aquí en adelante sólo queda ir mejorando para alcanzar el objetivo de seguir jugando en la categoría más importante del ascenso.
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