Año CXXXIV
 Nº 48.943
Rosario,
domingo  19 de
noviembre de 2000
Min 15º
Máx 25º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





El elegido de la semana
Eros Ramazzotti: Un barco lejos de su puerto
En su nuevo álbum, el músico italiano pierde la esencia de sus mejores canciones

Carolina Taffoni

En los años 80, cuando participaba del Festival de San Remo, Eros Ramazzotti cantaba historias sobre jóvenes de las calles olvidadas de Roma, después de que él mismo había vivido esas experiencias. Ese Ramazzotti jamás se conoció en la Argentina. Después vino el hit Adesso tu y su tercer disco, In certi momenti (1987), que lo consagró en el mercado europeo.
Para ese entonces se pensaba, y bien, que Eros Ramazzotti era mucho más que un continuador de los cantautores italianos que habían traspasado las fronteras de ese país, como Salvatore Adamo o Domenico Modugno. Ni hablar cuando llegaron el Radio City Hall de Nueva York, la MTV, la conquista del mercado en español en los 90 con discos como Todo historias y Dónde está la música, y los dúos con Andrea Bocelli y Tina Turner.
El problema fue que en este proceso la esencia de sus canciones y lo que lo diferenciaba de sus colegas (en cualquier idioma) se fue esfumando poco a poco. Su nuevo álbum, Estilo libre, viene a confirmar que Ramazzotti sigue en el camino de la internacionalización, muy lejos de tener la intención de volver a sus raíces.
Ya desde el primer tema, La sombra del gigante, se nota esta premisa. Los instrumentos quedan aplastados por un sonido maquinal, como si se tratase de un dance europeo a media marcha. Esta canción también es un ejemplo de cuánto se pierde, o cuán confusas pueden volverse las adaptaciones al castellano de las letras: Como nosotros ya verás/hay mucha gente/se nos parecen siempre más/humanamente (?).
La voz de Ramazzotti, por suerte, siempre está ahí. Su tono nasal, que para algunos puede resultar empalagoso y para otros conmovedor, sigue siendo el principal vehículo expresivo de sus canciones. Lástima que algunos de los temas de este disco no están a la altura. Hay canciones de amor por demás de previsibles, como la latinosa Fuego en el fuego o la soporífera Un ángel no es.
No faltan futuros hits radiales para musicalizar cualquier hora. Están Mi amor por ti, el tema que seguro quiere escuchar el público más reciente de Ramazzotti, y Quiero saberlo, un lamento con piano que parece calcado de alguna canción de Elton John. Los aires funky de Y en el este una luz, en cambio, terminan por aburrir, al igual que los lugares comunes de Azul sin par.
El Ramazzotti contador de historias se pierde definitivamente en el cierre con Para mí será por siempre (Yo quiero ver un millón de mariposas... ante mis ojos tú lucirás bella como el día...). No es para desesperar, porque como recompensa quedan un par de canciones. El alma de los árboles tiene reflejos del primer Ramazzotti, y también El águila y el cóndor, donde un solo de guitarra trae un poco de vida a un tema sobre la libertad y esas cosas. Pero sin dudas el mejor, y tal vez porque no está traducido, es Piu' Che Puoi, donde queda en evidencia que es preferible no entender la letra que someterse a adaptaciones incómodas. El dúo con Cher suena a la perfección y esa sola canción logra remontar el bajo vuelo del resto del álbum.



"Estilo libre", la producción 2000 de Ramazzotti.
Ampliar Foto
Diario La Capital todos los derechos reservados