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 sábado, 13 de octubre de 2007  
Un chiste del destino

Por Raúl Acosta
Lo que nos pasa es un chiste del destino...

Lo decía Manuel Aranda, como acápite de una revista local: "Sonría. Ser rosarino es un chiste del destino". Puede extenderse, lo merece: "Ser argentino es un chiste del destino".

El nacimiento, de eso hablaba Manuel, es una casualidad, una suertuda suma de intenciones, buenas intenciones. Así aparecemos, sin poder demorarlo, sin replay, sin oficina de quejas. Rosarinos, argentinos, eso somos. Puro destino.

Aquí estamos en vida. La vida que, por esfuerzo, debería ser buena, la mejor posible... o más.

Aquí estamos puestos en un territorio, éste: ciudad, región, país, continente, generación; desde el origen todo podría, debería ser chistoso, alegre... llevadero.

Para eso estamos en la sociedad. Minga de valle de lágrimas.

De lo heredado y lo que se aporta generacionalmente viene el mañana.

¿Será el mañana un chiste del destino para "los hijos y los hijos que de los hijos vengan..." ? (poema, Tamayo).

Toda pregunta al mañana es una obligación del presente.

Una reflexión sobre el pasado.

Una certeza: somos partes. Nadie está fuera del barquito.

¿Será el mañana un chiste o una broma macabra...?

Toda pregunta sobre la realidad compromete. Quien formula y quien debe responder son partes, sumatorias, casi indivisibles.

Toda pregunta incluye una revelación: estamos preguntando, pertenecemos por participar.

En los actos vitales el que participa pertenece.

No estamos fuera.

Una aclaración tan árida es la obligada presentación de esto: Argentina 2007.

Nosotros, todos, somos Argentina 2007. Nadie puede decir "yo no fui".

No se puede. Ya no se puede.

Ahora hay otra coyuntura. Oktubre.

En cada oportunidad que se critica vestimenta, gestos, desplantes, indefiniciones (que definen claramente) de la candidata oficial (CFK) aparecemos tal como somos y negamos, con una viga en el ojo, no decimos lo básico: a CFK la eligió su esposo, sí, con escasa o nula oposición del último gran movimiento popular, gestado verticalmente desde 1945 en Argentina, pero se insiste: doña CFK es una impronta matrimonial, claro, pero fecundada en el territorio de la política, no es la germinación del poroto, el algodón, la humedad, el vaso, la sala de segundo y tercer grado de la añorada Escuela Primaria.

CFK y su prepotencia jubilosa, de propaganda de champú, es la más nueva generación de esa matriz común que nos incluye. Estaba en el "movimiento popular". Es el mañana de lo que hoy es el peronismo y sus arrabales.

Si es un chiste estamos incluidos.

Si es tragedia lloraremos. Nadie fuera. Nadie.

No hay tribunas de oktubre.

No miraremos desde la vereda de enfrente.

En el resto de la sociedad se parte de la misma sumatoria: lo que había, más lo que somos da un prospecto del mañana.

Miremos la amplia lista. Un amplísimo menú de tercos, mínimos aullidos cuasi individuales.

En términos genéricos un sujeto: la oposición. En identificación...una bruma sin materia.

Tan desmembrada y egoísta como el país, como sus partes, francamente... como usted y yo.

Generacionalmente estoy en el borde del barranco. No creo estar solo.

No quiero votar "mujer" en las próximas elecciones presidenciales. Lo digo. A qué ocultar una formación de tango y melodrama.

Asumo Discépolo, sé que la suerte es grela y suele fallar. Este es el caso. Salgo a la calle silbando Yira-Yira. Todos entienden.

Puestos en el menú los nombres insisto: no me satisface CFK, pero, ay, ay, no creo en el Tragic Weather Report de EC y los periódicos Tsunamis de Transparencia.

En la carta que me entregó el maitre muchos de los que quieren llegar, por lo demás, ya estuvieron y así estamos.

Con esos platos en la mesa por largo tiempo estuvimos/ estaremos mal de la panza.

Estoy parado en oktubre, con la urna esperándome y me digo, como Adolfo Pedernera: todo esto que pasa ya lo vi antes. Algunas de las buenas cosas que vi antes, ahora ya no las veo.

Puedo reflexionar y encontrar moralejas, que no servirán.

Es inútil. Tengo una viga en la mirada.

No estoy fuera, el apocalípsis como programa, el mutismo hierático, las viejas sonrisas, todo es igual, nada es mejor (otra vez Discépolo) y lo concreto: en todos me encuentro, a todos pertenezco.

Los que se ofertan comprometen el mañana, pero están hoy, tienen un cartelito: vienen del pasado.

Como usted, como yo, como todos.

No me gustará el menú del 28 de oktubre de 2007 en los cuartos oscuros.

Nunca tan cuartos, nunca tan, pero tan oscuros.

Deberemos agregarle los aderezos.

Hay una lista ad-hoc con los nombres de los candidatos a diputados nacionales que, en nombre del pueblo de la provincia, defenderán los intereses... provinciales, comunes.

Nadie mira esas cosas. Yo tampoco porque está claro: soy el nadie de los discursos y programas.

Siempre es tarde, pero...

Así las cosas que los caracteres, negros, definan la situación sobre el fondo del papel (blanco).

Aquí queda escrito en negro sobre blanco.

Los candidatos que se ofertan son parte de nuestra sociedad, no vinieron de Ganímedes, es lo que hay, lo que aceptamos que fuesen "nuestros".

Alguno nos representa, hasta las ausencias hablan por nosotros.

Si es un chiste fue muy lejano y estos son los ecos de aquella carcajada.

Si es una broma somos los bromistas de la familia de la hiena.

Si es una pesada carga somos los que fabricamos la carga y quienes debemos llevarla.

No es un tonto chiste del destino. No. Me niego.

Por mi parte emprenderé una cruzada (no esforzada) para erigir un monumento a Manuel Aranda.

Espero encontrarlo pronto, se reirá conmigo y dirá que todo fue una broma.

Despertaremos y comeremos perdices... a orillas del río Paraná.

Distracción obligatoria: la boga está muy cara, más que el tomate, y al sábalo está prohibido pescarlo, lo dicen los diarios, que repiten los dichos de los funcionarios.


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