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 domingo, 07 de octubre de 2007  
[lecturas]
El boom de la construcción
La descalificación por plagio de la novela ganadora del último premio La Nación/Sudamericana vuelve a sacudir a la crítica. El debate continúa

Lisy Smiles / La Capital

“Me quieren agitar/ Me incitan a gritar./ Soy como una roca,/ Palabras no me tocan/ Adentro hay un volcán/ Que pronto va a estallar./ Yo quiero estar tranquilo./ Es mi situación/ Una desolación,/ Soy como un lamento,/ Lamento boliviano”, dice la canción que popularizaron Los enanitos verdes, y podría sonar de fondo para la polémica que generó “Bolivia Construcciones”, el libro de Sergio Di Nucci que ganó el premio novela 2006/2007 otorgado por el diario La Nación y la editorial Sudamericana, revocado luego de ser acusado de “plagio”.

Sí, “plagio” entre comillas porque esa es una de las opiniones. Del otro lado de ese mostrador la cuestión abrió un sinfín de análisis que van desde la teoría marxista, pasando por la intertextualidad, hasta llegar a una suerte de metaliteratura que compara el libro de Di Nucci con gramáticas de producción del arte contemporáneo.

Algo diferencia el caso Di Nucci de otros plagios literarios en concursos: el escritor no hizo mutis por el foro, sino que encendió la fogata en torno a la cual críticos y escritores de prestigio, y no tanto, discuten aún hoy el tema.



A Reconstruir

Sergio Di Nucci nació en 1974, es periodista y traductor. Presentó “Bolivia Construcciones” en el concurso de novela bajo el seudónimo de Bruno Morales, nombre que se empeñó es sostener como autor del libro, y quizá de todo lo demás. “Prefiero la seudonimia a la anomia colectiva”, dijo en más de una oportunidad. Y sorprendió cuando aseguró que donaría el premio (60 mil pesos) a una entidad que brega por los derechos de bolivianos residentes en Argentina, y así lo hizo.

En ese breve racconto ya se vislumbran algunas pistas, la principal se devela en el título: “Construcciones”. Es que el autor apeló a esa característica cuando un joven lector descubrió que parte del libro había sido tomada de “Nada”, escrito por Carmen Laforet.

Luego el jurado revocó el premio, aunque la entidad boliviana lo cobró. Y la construcción que disparó el libro no cesa.

Es que semanas atrás, se publicó la primera entrevista, a cargo de Patricio Lennard, que el autor otrora premiado dio luego de la revocación de la distinción. “Otra parte” es la revista que logró la nota con Di Nucci y destina gran parte de su edición a la problemática en torno al autor, la obra, la intertextualidad y los procedimientos de apropiación.

Cuando la polémica comenzó los ejes a discutir se fijaron sobre valoraciones morales, derechos de autor y el sabroso juego de la intertextualidad. Ahora, se agrega la posibilidad —según interpreta Graciela Speranza en la revista— de tomar a “Bolivia Construcciones” como una obra de arte y en ese marco ubicarla como un típico producto del arte contemporáneo.

Pero qué dijo entonces y qué dice ahora Di Nucci. No le temió a la acusación de plagio porque según su versión sólo utilizó el texto en cuestión para construir un libro cuyo fin era obtener el premio y donarlo a la comunidad boliviana. Construcción que —agrega— se advertía en el título. Con el recurso desafió al concurso (y a sus mentores) y lejos de quedar en off side, se plantó en el punto del penal.

“A veces nada está más lejos de lo verdadero que lo verosímil: la verosimilitud apacigua, en la verdad siempre hay un escándalo”, había dicho Di Nucci en una entrevista luego del premio. Y vaya si lo había.

Ahora, tras conocerse su uso de textos ajenos, profundiza: “Bolivia Construcciones es una novela del presente y como tal debe asumirse”. Y explica que “es escéptica sobre los modos de representación y sobre la posibilidad del realismo... pero no duda del imperio de la verosimilitud sobre tantos lectores”.

Si bien no niega la existencia de una “intención” al escribir y sobre todo en “construir” su novela, rechaza la existencia de un plan. “Plan de apropiación suena a raíd delictivo, o empaque oratorio de dictador latinoamericano. Si te referís —contesta Di Nucci— a si la novela alude a otros textos, podría decirte que no hay pasaje alguno, en el extremo oración alguna, sin alusiones. La naturaleza de cada alusión es diversa (las hay literarias, políticas, teológicas), pero preferiría abstenerme de señalarlas. No creo que el escritor deba ser su propio crítico”.

Mientras el autor aún espera que los críticos abran juicio sobre el valor de su novela, y abandonen la polémica, deja entrever que trabajará sobre una suerte de continuidad de “Bolivia...”, a la espera de que sea aceptada por el lector común (él que prefiere Di Nucci), en oposición al “lector corrupto, dogmático, hipócrita”, y que según señala es su semejante, su hermano. Sin dudas, el boom de la construcción no cesa.
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