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 domingo, 07 de octubre de 2007  
En foco. Sigue la disputa en la industria láctea

El conflicto con los repositores de la empresa La Serenísima en Rosario volvió a fojas cero cuando esta semana fracasó nuevamente un encuentro entre las partes en la Secretaría de Trabajo local.

En tanto, los trabajadores de Lavadero Virasoro sostienen desde hace meses un largo y desgastante conflicto en reclamo por la incorporación de compañeros despedidos.

Dos expresiones de una pelea que dan muestra de que el alcance hacia un pacto o acuerdo social al que tanto convoca el gobierno en los últimos tiempos, deberá enfrentar todavía el blindaje ideológico desde el que muchos sectores empresarios todavía miden los conflictos laborales.

En un escenario donde ya la discusión no pasa por el ingreso al mercado laboral sino que las demandas se ubican en torno a la apertura de nuevas paritarias de cara a la reactualización salarial constante -a la que no hay que temerle según aseguran los candidatos oficialistas-, estos emblemáticos conflictos que se desataron en Rosario muestran la reticencia de algunos actores económicos a sellar acuerdos de cara a un modelo de país con mejor distribución del ingreso en el marco de media década de crecimiento a tasas chinas.

Por eso, la posición extrema de la empresa láctea de no encuadrar en el gremio de la actividad sólo a doce trabajadores y provocar el desabastecimiento por varios meses de sus productos en el Gran Rosario o la peligrosa judicialización del conflicto en el caso de la firma textil parecen más alejadas del camino de la concertación convocado desde el oficialismo, que a reproducir viejos esquemas de confrontación del capital hacia el sector del trabajo.

En el medio, el Estado -también un actor necesario del famoso pacto social-no termina de asumir en el ámbito de las relaciones laborales un rol activo, que excede el mero papel de mediador.
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