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 sábado, 06 de octubre de 2007  
Yo creo
¿Se puede aprender de la historia?

Rodolfo Bella / Escenario

La historia está de moda y la televisión sabe cómo profundizar el fenómeno. Esta semana se sumó Canal 7 con con el primer capítulo oficial americano, “Cara a cara”, protagonizado por Fray Bartolomé de las Casas. La propuesta acompañó la tendencia que marcó la productora Cuatro Cabeza con “Algo habrán hecho”. A ella le siguió la variante más contemporánea y popular de “El gen argentino”. Ya no se trata de las narcóticas versiones de las primeras décadas. No son Sarmientos de ceño severo o Sanmartines adustos. En esta etapa, los héroes se alejan del mármol y se acercan al video clip. También protagonizaron algo impensado: competir en el prime time con una de las tiras más populares de los últimos años como fue el caso de la segunda temporada de “Algo habrán hecho” que se enfrentó a “Sos mi vida”. La industria editorial, a la par o al frente, acompañó el fenómeno de desempolvar mitos y celebridades de la historia argentina que pasaron de la galería de bustos a los hogares argentinos. Sin embargo, ¿ese proceso acabó la tendencia a construir la imagen del héroe desde una mirada unívoca a pesar de que ahora comparten la mesa familiar? Con todo, los programadores diversificaron una grilla siempre con riesgo de fosilización y efecto similar. Es verdad que este tipo de envío puede estar teñido de subjetividad. Debe ser bastante difícil remover los prejuicios de varios siglos. O conformar a todos, como sucede con “El gen argentino”. El envío hasta ahora polarizó las opiniones en torno a figuras cuyo apellido mutó de seña de identidad en sustantivo, un emblema o un símbolo. Casi, casi, como la Gillette. Los héroes son necesarios. En una época en la cual no se permite sentir frustración, aunque cada uno la enmascara como puede, que la historia recuerde a sus protagonistas no parece casual. Aunque se lo haga de forma fragmentada y no se sepa muy bien qué hacer con su significado. Por eso de que hay que aprender de la historia, ¿cuántas veces habrá que mirar el mismo programa?
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