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 domingo, 02 de septiembre de 2007  
El cauce del tiempo vivido

Marta Ortiz

Cuentos
  • En el agua del río, de Noemí Ulla. Fundación Ross, Rosario, 2007, 76 páginas, $ 23.

    “Los árboles son arlequines. Las palabras son arlequines, como las situaciones y las sumas. Junta dos cosas (bromas, imágenes) y tendrás un triple arlequín. ¡Vamos! ¡Juega! ¡Inventa el mundo! ¡Inventa la realidad!”. La cita de Vladimir Nabokov que abre este libro de Noemí Ulla espolea la imaginación del lector. Y al juego que invoca se entrega la escritora que en seis relatos de prosa fluida y precisa desovilla un hilo que engarza espacios disímiles.

    “En el agua del río” recrea un tiempo en el que la noche ha desaparecido y las palabras que la designan tienden a olvidarse; se ofrece también la visión del exiliado que regresa treinta años después al país y el pasado tiñe el presente, y memoria y olvido juegan a ser las dos caras de la misma moneda. El protagonista se reconcilia aquí con su hermano y cristaliza así la metáfora esperable para un país que ha sido desgarrado por la guerra entre hermanos.

    “Una clase de alemán” reflexiona sobre el concepto de patria: un idioma es lo que cada uno cree que es. Borges dijo que la patria era la lengua, dice la narradora, que imagina el idioma como una puerta, con todo lo que de contención y abismo encierra la imagen: se abre, se cierra, como los labios para pronunciarla. En este cuento, el más “literario” de la serie, se registra la voz de Borges recitando a Heine y se fijan poéticas en torno a la escritura del poema: “Estoy a favor de la fuerza del ritmo, de la sonoridad del poema, pero algunos creen que eso es un sobrante. No los admiro”. “De visita” cierra el volumen con un recorrido nostálgico por Rosario, su gente y el río, que en su “fluir continuo de camalotes y de lanchas” parece llevarse también, en el oscuro cauce, el tiempo vivido.
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