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 domingo, 02 de septiembre de 2007  
Perdido en la neblina

Luis Castro / La Capital

Un error se pagó caro. Y Newell’s se fue de Sarandí con toda la bronca encima, porque la ilusión de seguir prendido en la zona de privilegio se desplomó con el cachetazo que le aplicó un pobre Arsenal. La Lepra llegaba entonada y con aires renovados con sus tres triunfos consecutivos conseguidos en casa, pero en su segunda excursión fuera de su reducto volvió a sucumbir y quedó acunando sus penas.

  Marini eligió preservar a algunos de sus muchachos para el duelo postergado con River (ver aparte) y la apuesta, con el resultado a la vista, no salió del todo bien. Porque no todos los elegidos para esta ocasión estuvieron a la altura de las circunstancias. Y Arsenal, con muy poco, logró generar zozobra en el fondo rojinegro protagonizando en el arranque cinco jugadas que mantuvieron en vilo a Villar.

  De tanto ir el local sacó provecho de un descuido defensivo y facturó. Andrizzi mandó un centro perfecto al corazón del área, Ulloa se escapó de la marca de Spolli y con un cabezazo bajo colocó la pelota contra el poste derecho del paraguayo. Clink caja.

  El equipo de Alfaro venía de tres golpes consecutivos que generaron un intenso malestar en el club. Por eso con la ventaja a su favor comenzó a cuidar el resultado como el bien más preciado. Newell’s se apoderó de la pelota y se transformó en el mandamás de la cancha, aunque no encontraba la lucidez necesaria para vulnerar a Cuenca.

  La más clara la tuvo Salcedo, que capitalizó un centro bárbaro de Ansaldi pero su cabezazo en soledad fue devuelto por el travesaño. Enseguida, cuando parecía que maduraba el nocaut, Bernardello habilitó al Colorado que por no tener el síndrome de egoísmo de cualquier goleador se perdió la igualdad.

  El que apostaba era el rojinegro e iba como podía, porque carecía de un conductor nato. Porque Pérez estaba peleado con la pelota, mantenía un duelo personal con San Martín y se fastidiaba con Bassi. Y porque ni Lucero ni Torres lograban sortear la línea defensiva del local. Sólo algunos pelotazos lograron inquietar a Cuenca. Newell’s edificaba su juego con una salida rápida desde el fondo y utilizando a sus laterales, pero cuando llegaba al techo no encontraba los hombres necesarios para culminar la obra.

  Pomelo puso manos a la obra y mandó a Donnet y Da Silva para intentar construir el juego necesario. Y fue el ex Boca el que tuvo una chance inmejorable cuando el tiempo se agotaba: salida rápida de Villar, Salcedo se la tocó a Da Silva, éste se la bajó a Donnet, que con un zurdazo le quemó las seguras manos a Cuenca.

  A esa altura Newell’s había hecho méritos suficientes para equilibrar el marcador. No era claro en su juego en un encuentro opaco y luchado, aunque generó zozobra hasta el último segundo. Si hasta Spolli se quedó atragantado con el grito de gol cuando en el descuento metió un testazo que encontró a Cuenca bien ubicado.

  La Lepra no pudo festejar fuera de casa y sucumbió ante un tibio Arsenal. El juego leproso se perdió en la niebla de Sarandí, de donde se retiró con las manos vacías.
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