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 sábado, 25 de agosto de 2007  
El documento oficial y el debate por la norma de educación santafesina
El espíritu de la ley federal, presente
Para la diputada (PS) Silvia Augsburger el proyecto provincial recuerda a los 90

Marcela Isaías / La Capital

La diputada nacional del Partido Socialista (PS) Silvia Augsburger no tiene dudas: el documento enviado por el Ministerio de Educación de Santa Fe a las escuelas para debatir la futura norma provincial del área mantiene firme el espíritu de la ley federal, sancionada en los 90 y varias veces denostada por todos los sectores educativos y sociales.

“La mayor preocupación que muestra el documento enviado por el Ministerio de Educación es que se continúa con la conceptualización de la ley federal”, dice la también integrante de la Comisión de Educación de la Cámara baja nacional.

Pero el mayor temor de la legisladora es que antes de que finalice el mandato del actual gobierno provincial y, más aún con una composición de la cámara mayoritaria al oficialismo, “se intente aprobar una ley sin discusión alguna”.

La primera invitación oficial que recibieron los representantes de los distintos sectores para enterarse de qué se trata el debate lanzado por la provincia fue recepcionada el jueves 16 de agosto, cuando se presentó en la capital santafesina el documento “Una política de Estado para la educación santafesina”.

Sin embargo, el borrador del anteproyecto de ley había sido difundido por La Capital el 30 de julio pasado. Augsburger asegura que tanto el documento presentado el jueves 16 como el anteproyecto dado a conocer por este medio “son prácticamente lo mismo, la diferencia es de formatos”.

“Hay pequeños cambios, pero las cuestiones conceptuales —dice la diputada socialista— están muy bien planteadas en uno y otro texto y hasta diría que indignan un poco”.

—Por ejemplo, ¿a qué cuestiones puntuales se refiere?

—A que en lugar de hablar de educación pública y privada por separado se habla de educación de gestión pública y de gestión privada, como si público fuera todo y sólo dependa de quién lo administre. El problema es que eso se traduce después en los subsidios a las escuelas privadas, ya no sólo en salarios sino en infraestructura, comedores, etc, algo que desvirtúa totalmente la ley de 1947 que Perón envió al Congreso con la idea de garantizar igual salario por igual trabajo. Lo preocupante es que no podemos ni garantizar escuelas públicas dignas, de calidad, en las que se pueda dar clases sin vidrios rotos y se pretende financiar la educación privada.

—¿Alcanza el tiempo previsto para debatir este proyecto y a poco de terminar una gestión de gobierno?

—En realidad no se somete a debate nada, queda en claro que hay un borrador hecho y ahora se lo pretende legitimar con una discusión. El año pasado hubo críticas al debate que se hizo en torno del proyecto de educación nacional pero fue un proceso totalmente distinto, porque hubo un espacio para la discusión. Tengo muchísimas críticas al mismo, incluso sobre lo que pasó en la cámara, donde no hubo posibilidad ni para modificar una coma, por eso se aprobó tan rápido, pero fue un proceso distinto. Aquí hay una decisión de un proyecto de ley acabado y lo que se hace es legitimarlo desde un espacio que se presenta como democrático y participativo, pero que de ningún modo se dará. Si hay algo que tuvo la ley nacional de educación y por la cual el socialismo decidió su voto a favor es que pensamos que es un primer paso frente al desastre de lo que había sido la ley federal. El proyecto que plantea la provincia es volver sobre ese pequeño paso.



Dimensión religiosa

—Muchas de las críticas escuchadas a este borrador de la ley se refieren a la influencia de la Iglesia Católica.

—Sí, y es porque está planteada en la formación integral la dimensión religiosa, algo que no está planteada en la ley nacional. Eso abre un espacio para que se pueda dictar religión en la escuela pública, como pasa por ejemplo en Catamarca, donde los chicos rezan en el patio mientras izan la bandera. Eso es una discriminación absoluta para cualquier niño que profese otra religión o que provenga de una familia no creyente. Si bien no logramos incluir el término laicidad en la ley nacional, la misma no plantea en la forma integral la dimensión religiosa. Está muy bien que la escuela privada dicte religión de acuerdo a sus concepciones, pero la escuela pública debe armarse en función de valores universales, como el bien común, la solidaridad y el valor de la diversidad. Además, la necesidad de que el Estado recupere su papel principal justamente no está planteado en este borrador.

—El gremio docente asegura que el texto oficial equipara la responsabilidad del Estado a la de la familia. ¿Qué piensa usted?

—El documento distribuido por Cantero (Adriana) invierte el artículo enunciado en la ley nacional y, donde se menciona en primer lugar como responsable al Estado, se ubica a la familia. Parecen cuestiones menores, pero no lo son porque hacen a la concepción de este proyecto. A esto se suma un hecho grave que es el del financiamiento, porque los estudios muestran que no alcanza con lo establecido en la ley de financiamiento educativo para cumplir con los objetivos planteados en la ley nacional. Por ejemplo, de contar con el 30 por ciento de las escuelas con doble escolaridad, de enseñanza de una segunda lengua, de los trece años de escolaridad, entre otras cuestiones. Parecería que no habrá un peso más, pero que sí tendremos nuevas obligaciones. Lo que evidencia que no hay planificación.


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