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 miércoles, 22 de agosto de 2007  
El huracán Dean sigue castigando a México
Se abatió sobre la península de Yucatán con vientos de 270 kilómetros por hora

El huracán Dean castigó ayer la península de Yucatán con vientos de 270 kilómetros por hora. Derribó árboles, cables de alta tensión y viviendas en su marcha hacia el corazón de la industria petrolera mexicana. Los balnearios de lujo no lo sufrieron tanto, pero las aldeas mayas se vieron expuestas a la furia de una de las tormentas más poderosas que se conozca.

   El presidente Felipe Calderón dijo que no se informó de víctimas fatales en México, después que Dean causó 13 muertes en islas del Caribe. Pero debido a las lluvias intensas, la falta de comunicaciones y los caminos intransitables era difícil determinar cuál había sido la suerte de comunidades mayas aisladas en la selva escasamente poblada donde Dean tocó tierra como huracán de categoría 5.

   “No fueron minutos de terror. Fueron horas”, dijo Catharine Morales, una canadiense de 30 años que vive en Majahual desde hace un año. “Parecía que las paredes iban a explotar”. La tormenta, con ráfagas de 325 kilómetros por hora —más que la velocidad de despegue de muchos aviones de pasajeros— arrancó ventanas y trozos del techo de la casa donde viven los Morales con su hijo de siete meses.

   Cientos de viviendas se derrumbaron en Majahual al paso del ojo de Dean, que dobló vigas de acero, destrozó estructuras de madera y se llevó la mitad del muelle de hormigón que transformó la serena aldea pesquera en un transitado destino para los cruceros marítimos. Con la marejada, el agua salada inundó casi todo el pueblo.

   Dean se debilitó a una tormenta categoría 1 a medida que el ojo se aproximaba a la bahía de Campeche, que abarca un centenar de plataformas petroleras y tres grandes puertos exportadores de petróleo. Pero se pronostica que volverá a intensificarse sobre el agua antes de tocar tierra nuevamente en las próximas horas cerca de Laguna Verde, la única planta nuclear del país.

   Anoche se sabía poco de los millares que enfrentaron la tormenta en poblaciones de chozas de madera o del puñado que se ocultó de los soldados que evacuaban Majahual, donde Dean tocó tierra.

   Funcionarios mexicanos dijeron que avanzaban lentamente, por caminos de tierra casi intransitables, hacia esos lugares. En poblaciones menos aisladas, la gente que salía a las calles contemplaba un panorama de árboles caídos y cables eléctricos cruzados sobre calles inundadas.

   La trayectoria de Dean pasa directamente por el yacimiento petrolífero Cantarell, el más productivo de México. l (AP)
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Majahual soportó ráfagas de 325 kilómetros por hora.



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