Cartas de lectores
Año CXXXVII Nº 49572
La Ciudad
Política
Economía
La Región
Información Gral
Salud
Opinión
Cartas de lectores
El Mundo
Policiales
Escenario
Página Solidaria
Mundo digital



suplementos
Ovación


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 19/08
Mujer 19/08
Economía 19/08
Señales 19/08
Educación 18/08
Estilo 04/08
Salud 01/08
Página Solidaria 01/08

contacto
servicios
Institucional



 miércoles, 22 de agosto de 2007  
El debate político

Pedir "debate" recuerda tiempos en que se salvaba el honor retando a duelo: ganaba el más diestro, no el más justo, que podía ser el más torpe con las armas. Las capacidades de trabajo y de realización no se evidencian a través de un show. Eso es bueno para los ratings, para lucimiento de quien maneje las armas de la oratoria, la dialéctica, la seducción; no para demostrar las cualidades de un hombre ejecutivo, con reflejos en la acción y pensamiento importante aunque no lo exprese con elegancia. ¿Cómo detectar capacidades si no se venden con palabras? ¡A través de testimonios y gestiones! Hubo picos de oro que se quedaron en teorías; fallaron en los hechos. Y lo contrario: un intendente caracterizado por su obra, para nada por su discurso, fue Luis Cándido Carballo. Reutemann trascendió por su mutismo; no por cualidades oratorias. ¿Por qué no le pidieron debates? Tal vez su condición fuera la de un espíritu práctico, de saber poner manos a la obra. Cuando ocurrieron las inundaciones de Santa Fe se avino a un reportaje donde el periodista más ducho en notas, cámaras y efectos, lo dejó muy mal parado. Y si existe un Bielsa afecto a debates, hay otro alejado de esas prácticas. ¿Por qué no debatía Marcelo Bielsa o se prestaba gustosamente a reportajes? ¿Por ser mal técnico de fútbol? ¿Accede a periodistas y debates Cristina Kirchner? Armar escenarios, buscar maquilladores, peinadores, recuerda cuando acercaron reflectores a Nixon para hacerlo transpirar en pantalla mientras Kennedy lucía impecable. Preocupémonos de que cada personaje evidencie lo propio, con sustento y condiciones, fuera de los "rings", junto a la gente, en escenarios auténticos. No compremos floreos, enumeraciones de proyectos y títulos, intelectualidad o habilidades discursivas en programas de TV. Descubramos al hombre real, sus valores, sus obras y capacidad manifiesta, aunque no luzcan en pantalla. El descrédito de la política y los políticos se ha debido a lo mucho discurrido en escenarios bien montados, con abundante y atractiva verba, y a lo poco realizado en base a ello.

Pablo Kuhn, DNI 5.595.650


enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo




  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados