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 domingo, 19 de agosto de 2007  
Un país a través de sus imágenes
La colección “Fotógrafos argentinos” presenta sus tres primeros libros. un viaje por las obras de artistas diferentes, pero con un mismo objetivo

Son tres historias bien distintas. Tanto como difieren el modo en que son relatadas, en un arco que va de un registro cercano al periodismo a una mirada casi abstracta. Cada una está contada por un fotógrafo. Se trata de “El jugador”, de Marcos López, “Presagio”, de Dani Yako y “Los restos”, de Juan Travnik, los primeros libros de la colección Fotógrafos argentinos, que publica en Buenos Aires el sello Dilan Editores.

Gabriel Díaz y Darío Lanis, los editores en cuestión, sostienen que el proyecto “nace con el objetivo de difundir la obra de los más destacados fotógrafos del país”, en una búsqueda orientada “a trascender el contexto del público especializado y llegar al público en general a través de bibliotecas populares, centros culturales y librerías”.

La colección viene a reparar un déficit notable en la difusión de la fotografía. “Salvo la gran gestión de La Azotea (la editorial de Sara Facio), que hace más de treinta años edita libros de autores latinoamericanos, y algún otro emprendimiento, no hay muchos canales para la publicación de la fotografía en Argentina. Nosotros tratamos de hacer algo quizá más específico, en lo que toca a fotógrafos argentinos, y quizás también una forma de comunicarse, a través de estos pequeños libros-objetos, que en su conjunto muestren un panorama de la actividad específica”, dice Díaz.

Las imágenes que capturan los fotógrafos circulan todo el tiempo a través de los medios, pero en un sentido se vuelven invisibles, como si se perdieran en el mismo momento en que son percibidas. “La fotografía está quizás un poco más lejos del público en general que el cine, la escritura u otras disciplinas artísticas —agrega el editor de la colección—. Nuestra actividad se reduce por lo general al museo, o la galería. A través de estos libros, aunque no sean ediciones masivas, y con las bibliotecas, podemos generar nuevos acercamientos con ese público”.

En ese marco “dentro de lo que es la fotografía de autor, o fotografía artística, empezamos por presentar tres miradas diferentes, y tres autores con una trayectoria importante; en su catálogo la colección cuenta con algunos autores con mucho camino recorrido y otros menos conocidos o que presentan sus primeros trabajos. No tenemos un límite en ese sentido”.

“Con distintos itinerarios —sigue Díaz— cada libro propone una historia que en general tiene que ver con una temática. En el caso de estos primeros tres libros hacemos un recorrido a través del tiempo por la obra de estos fotógrafos. En otros casos habrá trabajos más puntuales”.



Una mirada plural

Otro principio de la colección es proponer “una extensa variedad de historias, miradas, estéticas y conceptos”, acompañados por textos de artistas y escritores. “En este caso —dice Gabriel Díaz— convocamos a dos escritores (Alan Pauls y Martín Caparrós) y un director de teatro (Rubén Szuchmacher), para generar un encuentro entre la obra fotográfica y otras disciplinas, tratando además de que el prólogo funcione como una llave o una forma nueva de leer la obra que presentamos”.

“Mirar estas fotografías —dice así, Rubén Szuchmacher, a propósito de los paisajes desolados que retrata Travnik— es dar cuenta de las acciones políticas de nuestra sociedad. No hay modo de ser indiferente, de no tomar posición”. Nada parece contrastar más con la austeridad de esas imágenes que las fulgurantes obras de Marcos López. Y sin embargo hay algo que las comunica, como se desprende del análisis de Alan Pauls: “López es un artista de la distancia: no retrata el subdesarrollo sino su «textura», es decir: el punto delicadísimo en que lo social deja de ser una materia bruta, sólo digna de ser mirada (y por lo tanto candidata a padecer todos los paternalismos), y empieza en cambio a mirarse, a pensarse, a representarse con un incipiente, tímido, modesto espesor estético”.

Los próximos títulos de la colección serán “Mujeres presas”, de Adriana Lestido; “La ausencia”, de Santiago Porter; “Las aventuras de Guille y Belinda”, de Alessandra Sanguinetti e “Intervalos intermitentes”, de Res.

El catálogo proyectado incluye además “Muertes menores”, de Gabriel Díaz; “(argentina)”, de Eduardo Gil; “Salteños”, de Florencia Blanco; “Secuelas”, de Fernando Gutiérrez; “Chaco”, de Guadalupe Miles; “Geovany no quiere ser Rambo”, de Alfredo Srur; “El museo del amor”, de Eduardo Carrera; “Tierra”, de Daniel Muchiut; “Territorio”, de Marcos Zimmerman; “Interiores”, de David Fernández; “Salamone”, de Esteban Pastorino; “Diana”, de Marcos Adandía y “Estados de sitio”, de Gabriel Valansi. Una selección argentina a través de la fotografía, con un criterio bien definido: “Queremos transmitir estas historias o vivencias a la mayor cantidad de gente posible”.


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