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 martes, 24 de julio de 2007  
Pincelazos de romanticismo con alto vuelo interpretativo
Franco De Vita ofreció un show impecable y deleitó a sus fans en el teatro Broadway

Pedro Squillaci / La Capital

Un cantante romántico conlleva un montón de prejuicios hacia el espectador no devoto de ese estilo. Es decir, a menos que uno sea fanático del género y de los exponentes de la canción melódica latina, que ocupan una lista extensísima, se suele prejuzgar y menospreciar a intérpretes como Franco de Vita. Sin embargo, el venezolano que se presentó el domingo ante una sala semillena en el teatro Broadway, ofreció un show brillante.

   Fresco, carismático y muy profesional. Así es el autor de éxitos de la talla de “Te amo” y “Cálido y frío”, que salió a escena con chaleco y calzado animal print, camisa negra ajustada, jeans cancheros y una sonrisa de oreja a oreja, como en toda la noche.

   Y esto último no es un detalle menor. Tanto De Vita, como toda su banda, integrada por siete músicos de alta capacidad instrumental, disfrutaron el show. No sólo sonaron ajustadísimos y con arreglos potentes y efectivos, a la orden del director musical Luis Romero, sino que supieron crear climas apropiados para cada momento y el espectáculo nunca decayó en intensidad. En el grupo, sobresalió Pedro Avilés, un saxofonista que se lució en cada intervención.

   De Vita ofreció una veintena de temas de toda su carrera en menos de dos horas en un set que arrancó con “Esperando el sol”, “Cálido y frío” y “Tú de qué vas”. En “Será” se sentó al piano y dijo: “Espero que hayan aprendido lo que ensayamos hoy”, y ante el tibio coro del público, amagó irse en medio de las risas de sus fans cómplices. Segundos después arremetió con la melodía y los coros no se hicieron esperar, en el disparador de un ida y vuelta que se mantuvo hasta los bises.

   Las temáticas de amores encontrados, perdidos y soñados son el común denominador de este buen cantante venezolano, a excepción de “Latino”, que reivindica los derechos de los que hablan español en Nueva York, y “No basta”, que propone más amor de los padres “hacia los más pequeños”. Musicalmente prevalecen las baladas, con pincelazos pop y algo de bachata. De Vita dejó a todos conformes y hasta prometió regresar a la ciudad con su karma romántico y su eterna sonrisa. “Vuelvan todos”, dijo al despedirse. Y por cómo se brindó en la noche del domingo no hay por qué defraudarlo.


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Franco De Vita tocó junto a su banda una veintena de éxitos y deslumbró el domingo en su presentación en Rosario.


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