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 martes, 24 de julio de 2007  
Una historia de amor gitano desbaratada por la suegra
Huyeron de Paraná y se casaron en Rosario, en una ceremonia tradicional sin validez legal

El 13 de julio era el día. Olga y Walter lo tenían decidido: tomaron un remís en Paraná, donde ella vivía con su familia gitana, y viajaron a Rosario para casarse y formar una familia. Pero la madre de ella arruinó el plan: denunció que su hija, menor de edad, se había fugado y la Justicia se la devolvió.

   El mismo 13 de julio Rosalía Yancovich pidió en la comisaría 12ª de Paraná que localizaran a su hija que, aprovechando su ausencia, se había ido de su casa. La familia reside desde hace tiempo en la zona este de Paraná, en uno de los varios asentamiento gitanos que hay en esa ciudad.

   Rosalía dijo que Olga podía estar en Rosario con su novio Walter, un joven gitano de 24 años que tenía parientes en el mismo lugar donde vive la familia de ella. La policía pidió la colaboración de Minoridad de Paraná, que el miércoles pasado se contactó con las autoridades rosarinas.

   La madre decidió viajar a Rosario, donde mencionó ante la policía una presunta privación de la libertad. Por esa razón tomó intervención la Justicia de Instrucción. “A partir del apellido del novio se supo que vivía en la comunidad gitana de Olegario Víctor Andrade y Oroño”, dijo el subjefe de Seguridad Personal de la policía rosarina, Guillermo Morgans.

   El viernes pasado, la chica fue ubicada y llevada a la Jefatura acompañada por su suegra. Al declarar fue categórica: dijo que se fue con su novio por amor y por propia voluntad. “Quiso casarse según las leyes gitanas, pero legalmente no existe tal unión”, explicó Morgans.

   Ante el relato de la chica, la Justicia entendió que no había delito. Pero se ordenó que la menor fuera reintegrada a su madre y que el Juzgado de Familia de Paraná resuelva sobre su tutela. “Tendrá que resolver si la chica se debe quedar con la mamá o si vuelve en forma voluntaria a convivir con su supuesto esposo”, aventuró Morgans. En la historia también tomó intervención la Subsecretaría de la Niñez santafesina, que citará a los padres y a Olga para evaluar su condición.

   “La chica quería volver con su esposo, decía que la unión se había establecido. Cuando la hallamos se la veía bien, caminando por el barrio. Pero se tuvo que volver con los padres porque no hubo consentimiento para la boda, tuvo que volver con ellos”, explicó Morgans.
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