Año CXXXVII Nº 49526
La Ciudad
Política
Opinión
Economía
La Región
Información Gral
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Escenario
Educación
Estilo


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 01/07
Mujer 01/07
Economía 01/07
Señales 01/07
Educación 30/06
Salud 27/06
Página Solidaria 27/06
Estilo 16/06

contacto

servicios
Institucional


 sábado, 07 de julio de 2007  
Messi, el abanderado que reniega de su condición

"No soy el abanderado del fútbol argentino", se escudó Lionel Messi después de su aporte vital en el triunfo por de Argentina frente a Paraguay (1-0), en un partido que se moría marcado con el empate en cero. Pero nadie le creyó.

Un rato antes, 38.000 personas habían pedido insistentemente su presencia en el campo desde el minuto 20 del primer tiempo. En la cancha había nombres como los de Carlos Tevez o Pablo Aimar y en el banco esperaban también Juan Sebastián Verón, Juan Román Riquelme y una ristra completa de figuras. Pero el elegido por la gente fue el jugador rosarino.

Recordando los tiempos en los que en la Argentina bajaba desde las tribunas el "¡Maradooo, Maradooo!" cuando Diego Maradona no estaba en la cancha y el equipo no tenía respuestas, el jueves por la noche el Estadio Metropolitano de Barquisimeto era un clamor incontrolable reclamando la comparecencia del delantero de Barcelona.

La justificación no hay que encontrarla en una reacción a una fallida actuación argentina, sino en la ilusión que genera Messi en tierras venezolanas, donde la cantidad de camisetas albicelestes impresas con el número 18 y el apellido del jugador de Barcelona es abrumadora.

En el Hotel Trinitarias, el grito de "¡Argentina, Argentina!" que se escucha en boca de las decenas de personas que esperan durante horas por ver a sus ídolos a una distancia no menor de 50 metros, cambia cuando aparece La Pulga para corear su nombre. Messi atina a responder saludando con una mano, entre tímido y abrumado por tanta devoción.

"Estoy muy agradecido por el apoyo que me está dando la gente, pero no sólo a mí sino a todo el equipo", cuenta Messi, quitándole valor a lo personal al incluir a todos sus compañeros. "Veo en Messi un Diego chiquito", señala Juan Sebastián Verón, la voz experimentada que Basile eligió para que, desde sus vivencias logradas durante varios años en la selección, oriente a la incipiente estrella.

Lo trascendental de Messi no es su tirón mediático, sino que ese revuelo que genera a su alrededor está estrictamente respaldado en el desequilibrio permanente que provoca dentro de la cancha. En la Copa América, su influencia en el juego del equipo de Basile es palpable y patente. La cadencia lenta, de posesión por sobre todas las cosas del combinado albiceleste, se hace añicos cada vez que el 18 entra en contacto con la pelota.

El jueves, le bastaron 23 minutos para juntarse con su ídolo, Pablo Aimar, y cambiar tanto el rumbo del encuentro como el devenir de Argentina en el torneo. El empate enfrentaba a los albicelestes con México en Maturín y la victoria los puso frente a frente con Perú, un rival en teoría algo más accesible, y sin viaje a otra ciudad de por medio.

"Me encanta jugar al lado de Leo. Para nosotros es un jugador muy importante", dice Carlos Tevez, competidor por el puesto de titular y rival mucho más encarnizado a la hora del fútbol virtual de la Play Station.

Aparte de lo futbolístico, la inserción cada vez mayor de Messi dentro del grupo humano es básica para que su talento explote como lo hace en Barcelona. Durante el pasado Mundial de Alemania, su carácter demasiado introvertido no era comprendido por varios dentro del plantel. Faltaba conocimiento mutuo, integración.

Hoy, un año después, el punta es uno más. No ha dejado de ser extremadamente tímido, pero su manera de ser se entiende diferente. "Messi es un año más grande", comentó Riquelme, mientras que el propio Pulga declaró: "Acá hay jugadores muy importantes. Se está armando un grupo muy lindo y esperamos seguir evolucionando en esta Copa".

El crack, que ni siquiera fue el autor del gol ante los paraguayos, disminuye al mínimo los elogios personales y los globaliza. Por su carácter, no se cree el abanderado del fútbol argentino. Pero la gente y su fútbol se han encargado de desmentirlo.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Messi está satisfecho con el triunfo ante Paraguay.


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados