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 domingo, 01 de julio de 2007  
La locomotora británica tiene en Brown su nuevo conductor
Como ministro de Blair, el nuevo premier fue artífice del crecimiento

Jorgelina Hiba

A medio camino entre la continuidad y el cambio, el Reino Unido tiene desde esta semana un nuevo primer ministro. Tony Blair, ícono de la Tercera Vía y del Nuevo Laborismo inglés, abandonó el pasado miércoles el poder después de una década,y pasó el mando a manos del también laborista Gordon Brown, el hombre que dirigió el ministerio de economía de ese país durante los últimos diez años.

En la balanza que calibra la herencia dejada por uno de los más carismáticos líderes políticos europeos de los noventa aparecen los buenos números de la economía por un lado, pero también la insatisfacción de buena parte de la población por algunos de los endémicos y nunca resueltos problemas sociales británicos como la salud, la vivienda y la educación. Brown, uno de los principales responsables de haber logrado que el Reino Unido sea la única economía de la Unión Europea que ha crecido ininterrumpidamente en los últimos 15 años, intentará mantener el rumbo de crecimiento imponiendo un nuevo estilo político propio.

Según un informe elaborado por la embajada argentina ante el Reino Unido en 2006, la participación de ese país en el comercio mundial de servicios se incrementó un 25% durante los años de Blair, por lo que ya es el segundo exportador mundial después de Estados Unidos. Mientras a principios de la década de los 90 el valor de las exportaciones británicas de servicios equivalía solamente a una tercera parte del valor de sus exportaciones de bienes manufacturados, actualmente equivalen al 50%. El actor estelar del tercer sector británico es el mundo financiero, un rubro en el que Londres se consolidó como indiscutida referencia mundial.

“Blair supo hacer una reforma increíble del propio laborismo y pudo crear la Tercera Vía, un pensamiento que rompió con el conservadurismo salvaje de Margaret Tatcher pero que tampoco siguió los viejos preceptos laboristas del socialismo estatizante”, explicó el economista local Eduardo Remolins, Master en Tecnología e Innovación por la Sussex University de Inglaterra. “Es un socialdemócrata inteligente que supo volver a priorizar el Estado de Bienestar después del Tatcherismo, pero aplicando criterios modernos y competitivos”, agregó el especialista. En el diseño y la puesta en práctica de la transformación del sistema productivo británico tuvo mucho que ver el flamante primer ministro, quien con diez años ininterrumpidos al frente de las finanzas batió todos los récords de los últimos 200 años.

A lo largo de la última década, Brown tuvo éxitos importantes como una importante baja del desempleo. Según los datos oficiales, desde 1997 a esta parte casi un millón de personas encontraron empleo, lo que hizo caer la tasa de paro a un 5,5% de la fuerza laboral.

Otro punto a favor es el control de la inflación, que si bien durante los últimos 12 meses superó ligeramente las previsiones hasta llegar al 3%, no ha significado un dolor de cabeza para el equipo de Brown. Pero sin dudas, lo que llena de envidia a los vecinos europeos es la tasa de crecimiento de la economía.

“El gobierno de Blair recuperó banderas progresistas sobre bases modernas, y con eso logró un crecimiento histórico”, dijo Remolins.



Flaquezas y desafíos

A pesar de los números anotados en el haber, los sectores más progresistas de la política británica le reprochan a Blair —y de paso a Brown— haber sentado ese crecimiento sobre bases poco sólidas. La primera bomba de tiempo que Gordon Brown heredará de sí mismo es el precio de la vivienda, que según datos publicados en el diario londinense The Guardian en mayo último aumentó un 11% sólo en los últimos doce meses, para alcanzar una suba en los precios de las propiedades de 170% durante la gestión de Blair.

Según ese análisis el precio de las casas se disparó, en parte, por la abundante entrada de capitales al mercado británico y el alto consumo doméstico. “En marzo el déficit comercial mensual británico fue de 7.000 millones de libras, el tercero mayor de la historia. El consumo, alentado por el florecimiento inmobiliario, fue la fuerza que impulsó el crecimiento económico: año tras año durante el gobierno laborista, Gran Bretaña importó más de lo que exportó”, dice el artículo. Además de esta “riqueza fácil” con vencimiento a mediano plazo, otra de las tareas que Brown tendrá que resolver tiene que ver con dos sectores críticos: el sistema público de salud y la educación estatal. En una de sus últimas alocuciones antes de asumir el mando el ex ministro de Finanzas dijo que la educación y la vivienda serán prioridades de su gobierno, al tiempo que enfatizó que el sistema nacional de salud necesita “atención inmediata”.


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Gordon Brown y Tony Blair. Otro superministro de Economía que accede a la cúspide del poder.

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