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 domingo, 24 de junio de 2007  
Prevención: invierno sin enfermedades

La niebla, las bajas temperaturas y los cambios de clima son los protagonistas de esta temporada. Estos factores que no hacen más que sumar desconcierto a la hora de elegir el vestuario, contribuyen además, al desarrollo de las llamadas “enfermedades típicas de invierno”. Estas afecciones, producidas por virus y bacterias, generan diversas complicaciones y en el caso de los chicos y los ancianos, pueden favorecer el desarrollo de cuadros más avanzados. Entre las principales enfermedades de invierno se destacan el resfrío, la gripe, la neumonía y las infecciones de la vía aérea alta.

Tampoco hay que dejar de lado los severos problemas producidos por la mala utilización de estufas, calefones o calentadores. El hacinamiento y el uso de estos aparatos en ambientes cerrados favorecen la inhalación de monóxido de carbono, un gas sumamente peligroso que provocó numerosas muertes en los últimos días.

“Las bajas temperaturas están asociadas a incrementos en la presión arterial, aunque es importante no excederse en los ambientes calefaccionados para evitar las consecuencias del choque térmico al salir al frío nuevamente” destacó Sergio Sarquis, médico clínico.

Si bien la vacunación es la principal herramienta preventiva, existen otros cuidados que ayudan a atravesar los meses de frío sin sufrir enfermedades, que aunque son benignas, generan molestias y ausentismo laboral. El resfrío es una de ellas, generado por la acción de diversos tipos de virus. No tiene tratamiento específico efectivo y no suele provocar mayores inconvenientes.

Dado que puede contraerse como consecuencia del trato con personas infectadas o ambientes que contengan partículas virósicas, la mejor herramienta de prevención es evitar el contacto con familiares o compañeros de trabajo que estén atravesando un resfrío.

También es importante descansar y tener un horario equilibrado a fin de mantener las defensas altas.

La gripe, a diferencia del resfrío, se caracteriza por la fiebre alta que, acompañada por el decaimiento general, la cefalea, la tos y las dolencias físicas componen un cuadro más complejo. Este, si no es tratado a tiempo, puede provocar diversas complicaciones, especialmente en los adultos mayores o en aquellos que padecen dolencias que afectan el sistema inmune.

En cuanto al tratamiento, Sarquis, aseguró que aunque no hay una indicación específica, “lo mejor es reposar y tratar los síntomas”. También la ingesta de vitamina C mediante frutas o suplementos, ayuda a prevenir el desarrollo de la gripe.

Los jarabes contribuyen al alivio de los síntomas, especialmente la garganta irritada, porque algunos contienen ambroxol, un agente expectorante que produce un aumento de la secreción de las vías respiratorias, potencia la producción de surfactante pulmonar y también estimula la actividad ciliar.

Los especialistas engloban como enfermedades de las vías aéreas altas producidas por bacterias a la faringoamigdalitis pultácea y la bronquitis, entre otras. Su forma de transmisión es igual a la del resfrío común, con la única particularidad que todas se tratan con antibióticos.

No obstante, lo ideal frente a éste o a cualquier cuadro clínico, es la consulta médica para el diagnóstico certero, ya que una simple tos, congestión o dolor de garganta puede ser el primer síntoma de afecciones más complejas.

“Cuando se trata de enfermedades infecciosas hay que destacar que no las padece cualquier persona, sino el que la puede tener. Esto se da porque son una combinación entre el microorganismo y el huésped que lo aloja. Desde este punto de vista, siempre corre más riesgo un paciente con enfermedades previas. Asimismo, alguien asmático, por ejemplo, puede llegar a tener un cuadro un poco más complejo en comparación con otra que no padece ninguna condición preexistente”, especificó el especialista.



Recambio de aire

La intoxicación por inhalación de monóxido de carbono es una de las consecuencias indeseadas del invierno, ya que al no ser posible ver ni oler el mencionado gas, los usuarios de braseros o estufas sin salida no advierten la necesidad de apagarlas durante la noche y ventilar los ambientes.“Mucha gente para calefaccionar un ambiente recurre a braseros, estufas que no son de tiro balanceado e inclusive al horno. Esta conducta representa un peligro porque, si los ambientes no se ventilan, el gas permanece en el lugar generando un riesgo. Por esta razón es absolutamente necesario el recambio de aire para evitar la concentración de gases, pero también de agentes patógenos, especialmente si hay alguna persona enferma en la casa u oficina, o si se recibieron visitas”, concluyó Sarquis.


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