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 sábado, 23 de junio de 2007  
Viajeros del Tiempo
Rosario 1905/1910

Guillermo Zinni / La Capital

Mitología moderna. La defensa agrícola contra la langosta, aunque fracasada por completo en su misión y convertida justamente en blanco de odios, tiene el extraño mérito de haber resucitado las leyendas más extraordinarias como las que decoran todas las mitologías de la antiguedad. Decimos esto porque el arte de matar langostas por invención estadística y aparatos telegráficos -ocupación de la que han vivido muchos zánganos y que ha martirizado a millares de colonos- ha batido en la localidad de Concepción del Uruguay, en Entre Ríos, el record de lo inverosímil. Según nos informan, resulta que el personal destacado en esa zona habría terminado con doce toneladas de huevos de langosta por destrucción de nidos; ha mandado a mejor vida 606 toneladas de voladora muerta a fuego, y ha enterrado en fosos 3.615 toneladas de saltona. Eliminó, además, 63 toneladas de mosquita, y produjo despiadados destrozos de insectos en miles de hectáreas invadidas, en las que no quedó ni uno solo de aquéllos como para que pudiera testificar la furibunda hecatombe. En vista de tal estrago, sólo cabe preguntar cómo es aún posible el prodigio, no ya de que exista langosta en la república, sino de que la zona entrerriana de Concepción del Uruguay no esté más libre que las otras del voraz devorador de las sementeras.

Guardador abusador. Doña Adelina de Olivera, quien, según parece, observa rígidos principios en lo que atañe a la moral, se presentó el sábado último a las nueve de la mañana en la comisaría 1a. manifestando que su esposo, Juan Olivera, había consumado dos días atrás el delito de violación en la persona de la menor Martina Santillán, de 14 años y 8 meses de edad, confiada hasta entonces a su guarda, y en el propio hogar conyugal. El acusado fue detenido y la Santillán fue examinada por el facultativo de policía en turno. Se ha iniciado sumario.

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