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 sábado, 23 de junio de 2007  
La UCR aprendió de sus errores

Por Alicia Tate (*)
El frente binnerista es tan sólo un herramienta electoral, edificada sobre cimientos pre-ideológicos y motivada por el objetivo de desalojar del gobierno provincial al partido oficialista. Sin embargo, los radicales creemos que fines y medios importan por igual y no estamos dispuestos a reeditar viejos errores que pusieron a la UCR en un estado de crisis del que se está recuperando con mucho esfuerzo.

El fin nunca justifica los medios, para el radicalismo. Podríamos decir solamente que la UCR no integra el frente binnerista en desacuerdo con la forma en la que éste se construyó pero debemos señalar también nuestro desacuerdo con los fines que se proclaman.

Es el frente binnerista una rara combinación de métodos kirchneristas con fines aliancistas; los primeros a los que rechazamos y los segundos a los que no queremos volver los radicales.

Revisando el diario La Capital de estos últimos meses podemos encontrar las razones por las que el radicalismo no concuerda con la forma en la que se organizó el frente. Dirigentes del Partido Demócrata Progresista denunciaron a los apoderados del frente por falsificación de firmas y adulteración de planillas de candidatos para reemplazar a un candidato a senador demoprogresista del departamento San Jerónimo por uno socialista. La lista Renovación y Dignidad que postulaba a la diputada Mónica Tomei como senadora por el departamento Rosario y a 10 precandidatos locales (incluido el actual intendente de Funes, Juvenal Rímini) denunció que no les permitieron presentar sus listas para cargos provinciales, aunque sí aceptaron las locales.

Los miembros de la lista Coalición Cívica en Rosario señalaron en diversas ocasiones que “el socialismo hizo un cierto juego en las internas de los otros partidos y buscó a propósito quebrar las negociaciones para no armar una lista plural”. Sostuvieron también que el socialismo rosarino plantea relaciones de “empleador a empleado” y no “de partido a partido”.

El concejal Boasso, que retiró su lista, señaló: “Hemos sido defraudados y sorprendidos en nuestra buena fe por el señor intendente (Miguel Lifschitz) y sus operadores políticos”. Y agregó: “Esperábamos grandeza y recibimos mezquindad, esperábamos integración y recibimos segregación”.

La Unión Cívica Radical, por su parte, había acordado y firmado con el Partido Socialista el acta fundacional del frente hace dos años, en la que ambos partidos se comprometían, entre otras cosas, a: 1) integrar la fórmula de gobernador y vice con un miembro de cada partido (no ocurrió ya que el PS rechazó al vice elegido por la UCR y terminó eligiendo a un independiente para ese lugar). 2) Decidir entre los dos partidos quiénes se iban a sumar a la coalición (tampoco ocurrió y el PS terminó incorporando lo que le vino en gana de manera inconsulta). 3) Elaborar en conjunto un programa de gobierno como primer paso para convocar a la coalición (no ocurrió en ningún momento y el candidato decidió impulsar un emprendimiento privado para elaborar sus propuestas).

El único objetivo que parece claro es la sumatoria de voluntades que individualmente ansían alcanzar el poder en la provincia y que se agrupan en un espacio común para ganar elecciones.

La UCR cree en la necesidad profunda de una alternancia que posibilite la transformación de la provincia. Creemos también que esa transformación no puede venir de la mano de los que están hoy gobernando. Pero estamos convencidos que tampoco se puede transformar la realidad de los santafesinos cuando no hay claridad en los objetivos que se van a defender y cuando los que quieren gobernar tienen programas que se oponen entre sí.

El Frente Progresista contiene en su integración a reutemistas defensores de los grandes estancieros y a comunistas y a dirigentes de Federación Agraria, a kirchneristas y opositores. ¿Qué posición se va a tomar respecto a la discusión acerca de la propiedad de la tierra? ¿Se va a estimular a los pequeños productores o a los complejos sojeros? ¿Se va a animar el Frente Progresista a reclamarle a Kirchner que nos devuelva al menos algo de las retenciones que producen los santafesinos?

Los radicales aprendimos de los errores de la Alianza: advertimos su reedición y decidimos no acompañarla, ante la falta de claridad en los fines.

Los métodos, entonces, están centrados en el personalismo, en la soberbia y la omnipotencia de quienes lo conducen. Al igual que el Frente por la Victoria del presidente Kirchner, el frente binnerista es una factoría donde todo lo decide una persona, donde los partidos políticos no son respetados en su organicidad ni asumidos como interlocutores validos y son reemplazados por grupos con intereses diversos que se agrupan en “cooperativas” de poder.

Al igual que Kirchner, Binner no soporta la discusión seria, no tolera las diferencias, no asume la diversidad ni contempla márgenes de autonomía para los partidos que integran el frente. Su único objetivo pareciera ser la cooptación y apropiación de la estructura y la fuerza que la UCR tiene en toda la provincia con fines hegemónicos a pesar de que declama una construcción participativa y democrática. La actitud de Binner le hace daño no sólo al radicalismo, sino también a la democracia de partidos y por ende a la ciudadanía que a través de ella se expresa y es representada.

Sin embargo, la confusión a la que fueron premeditadamente inducidos los radicales se aclaró con la contundencia necesaria de la mano de sendos fallos judiciales que aseguraron la participación de la UCR en los próximos comicios con fórmula propia y candidatos a todos los cargos electivos en toda la geografía provincial.

Esta es una discusión de fines y de medios. No acompañamos al frente binnerista porque no coincidimos en cómo se hicieron las cosas y no sabemos qué es lo que se quiere hacer. Presentamos nuestros candidatos porque creemos en la democracia, el respeto a las instituciones y a los partidos políticos, en su historia, su trayectoria y, sobre todas las cosas, en su futuro.

(*) Candidata a gobernadora por

la UCR Santa Fe
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