Año CXXXVII Nº 49509
La Ciudad
Política
Economía
La Región
Información Gral
Opinión
El Mundo
Escenario
Policiales
Ovación
Cartas de lectores
Mundo digital



suplementos
Salud
Página Solidaria


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 10/06
Mujer 10/06
Economía 10/06
Señales 10/06
Educación 09/06
Estilo 19/05

contacto

servicios
Institucional


 miércoles, 20 de junio de 2007  
Diez mandamientos de la carretera
El Vaticano difundió una serie de consejos para que los conductores eviten accidentes

La Santa Sede expresó su preocupación por las muertes en accidentes de tránsito y aseveró que los autos se convirtieron en “un objeto de ostentación y vanidad para suscitar la envidia del otro” e invocó a la prudencia en el “decálogo del conductor”.

Así se destacó en el documento “Orientaciones para la pastoral de la carretera”, presentado ayer por el cardenal Renato Martino, presidente del Consejo Pontificio para los Emigrantes e Itinerantes, que ha preparado el texto en el que la Iglesia reflexiona y ofrece su contribución ante el fenómeno de la movilidad humana en la época actual, especialmente a través de la ruta y el tren.

El documento resaltó que la ruta y el ferrocarril deben estar al servicio del hombre, cuyos comportamientos cambian —precisó— radicalmente si es conductor o peatón.

En el primer caso denunció que “a muchas personas cuando conducen les aflora el instinto de dominio, prepotencia y poder y el automóvil lo usan como objeto de ostentación de sí para eclipsar a los demás y suscitar envidias”.

El Vaticano denunció comportamientos “poco equilibrados” en muchos conductores como la falta de cortesía, gestos ofensivos, imprecaciones, blasfemias, pérdidas del sentido de la responsabilidad, violación deliberada del Código de circulación.

“Conducir quiere decir controlarse”, destacó la Iglesia, para la cual, además, “los automóviles deben estar siempre revisados”.

También destacó que en el siglo XX unos 35 millones de personas murieron en accidentes de ruta y los heridos fueron mil millones y medio.

En el año 2000, los muertos fueron 1.260.000.

Prudencia.
Ante esos alarmantes datos, el Vaticano exhortó a respetar las normas de circulación y recordó la “virtud de la prudencia”, a la vez que advirtió sobre la distracción y el uso de celulares durante la conducción, así como guiar bajo los efectos del alcohol y las drogas.

Frente a accidentes con o sin muertes, el documento recordó la “virtud de la Justicia” y que el causante responda ante ella para reparar el daño causado. También señaló la necesidad de animar a las familias de las víctimas para que perdonen al agresor.

Tras un exhaustivo recorrido por el mundo del automovilista, el Vaticano propuso un “decálogo del conductor”, a semejanza de los Diez Mandamientos: el primero es “No matarás”; el segundo, “la ruta sea para ti un instrumento de comunión entre las personas y no de daño mortal”; el tercero, “cortesía, corrección y prudencia te ayuden a superar los imprevistos”; el cuarto “sé caritativo y ayuda al prójimo en la necesidad, especialmente si es víctima de un accidente” y el quinto que “el automóvil no sea para ti expresión de poder y ocasión de pecado”.

El sexto “mandamiento del automovilista” es “convence con caridad a los jóvenes y a los que ya no lo son a que no se pongan al volante cuando no están en condiciones de hacerlo”; el séptimo, “brinda apoyo a las familias de las víctimas de los accidentes” y el octavo “reúne a la víctima con un automovilista agresor en un momento oportuno para que puedan vivir la experiencia liberadora del perdón”.

El noveno reza “en la ruta tutela al más débil” y el décimo, “siéntete tú mismo responsable de los demás”.

Ante el preocupante número de accidentes, el Vaticano planteó una “educación callejera” que tenga en cuenta “saber lo que hay que hacer, conscientes del peligro y de la responsabilidad y obligaciones tanto de los conductores como de los peatones”. También abogó por la educación de los niños, por el papel de las escuelas y de la familia.

Ante el aumento de muertes en las rutas, la Santa Sede propuso una “pastoral de la ruta”, que aconsejó apoyo espiritual, la instalación de capillas fijas, móviles en nudos de autopistas y centros cristianos permanentes de atención a los viajeros. (Reuters)
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo

Notas Relacionadas
“Castiguen a los clientes”



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados