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 sábado, 16 de junio de 2007  
Dinosaurios: del Museo Gallardo a la Escuela 660
Alumnos de 7º año montaron una singular exposición, donde hicieron de guías

Matías Loja / La Capital

Esperaban en la puerta del salón para hacer de guías de una interesante muestra para chicos y grandes. Al sonido de los pasos de las grandes bestias que reinaban la Tierra hace millones de años, los visitantes entraban y eran conducidos por quienes, con gran precisión y conocimiento, explicaban la vida y las características principales de los dinosaurios. Nombre, peso, talla y comida, ningún detalle quedaba fuera de sus manos.

   Pero no son los guías tradicionales de un museo o una exposición, sino alumnos de 7º año de la Escuela Nº 660 “Francisco Laprida”, de la zona suroeste de Rosario. Es que con esfuerzo y alegría como pilares esenciales del trabajo, los chicos decidieron armar el viernes 8 de junio pasado una muestra escolar sobre dinosaurios.

   La idea surgió luego de una visita realizada por los alumnos, hacia fines de mayo, al Museo de Ciencias Naturales Angel Gallardo. Sorprendidos por lo visto, docentes y estudiantes decidieron reproducir, de forma casera, algunos de las piezas exhibidas en el Gallardo, como una forma concreta de llevar al aula, y sobre todo al barrio, la experiencia vivida.

   Así, y con la práctica de haber participado en el armado del laboratorio de la escuela hace dos años, los chicos se pusieron manos a la obra para montar, en pocos días, un espacio para tal fin en el primer piso de la Escuela 660, de Biedma al 5.200.

   Fósiles, huevos y una reproducción a escala del hábitat natural de estas especies prehistóricas eran algunas de las postas que invitaba a mirar Alejandra Galarza, quien junto con Naira Rivero, Nancy Robledo y Rocío Brítez, fue una de las alumnas encargadas de guiar a los visitantes por la exposición. Muestra que incluyó hasta huesos sobre un improvisado piso de arena hacían las veces de una excavación hecha por investigadores.

   No importaba tanto si las “piezas de museo” habían sido hechas con cartón, diarios o papeles de colores. Para quienes decidieran entrar a jugar al mundo que proponían los alumnos de 7º, la historia natural estaba allí. Incluso Carlitos, tal como bautizaron a uno de los dinosaurios construidos por los chicos de esta escuela, cercana a las villas Banana y Vía Honda.



Chicos del jardín



   O como cuando al ingresar al salón de la muestra, los chicos del Jardín Nº 249, que funciona en el mismo establecimiento, se asustaron al oír de cerca el ruido de los pasos de los dinosaurios, que retumbaban en las paredes del aula utilizada habitualmente para clases de lengua. “El ruido de las pisadas lo hicimos con un bombo en la clase de música”, cuenta Leonel Torres, el responsable de este sonido.

   Celeste Avanpato cuenta también como con arroz, porotos, papel celofán y placas radiográficas lograron imitar el sonido de la lluvia y el viento, incluidos en un video que, con la ayuda de uno de los padres, prepararon para la ocasión.

   Otros dos alumnos, Rodrigo Torres y Brian Galarza, apuntan con alegría el trabajo que les costó a ellos, al igual que a sus compañeros, armar la muestra referida a los dinosaurios en el aula. Aunque rescatan la experiencia como una actividad que les gustó hacer, sobre todo porque los tuvo a los alumnos como partícipes principales de este evento.

   Desde los más chiquitos del jardín hasta los padres de los alumnos, la muestra de los de 7º año desbordó las expectativas de sus organizadores, coordinados por sus maestras Norma Sosa y Liliana Corteloni, más el apoyo de las docentes Soledad Legasti y Jorgelina Dereskevicius, de música y dibujo respectivamente.

   “Mientras se armó la muestra, el barrio sufrió cortes de luz, e incluso en muchas casas aún hay problemas con este servicio”, comenta Norma Sosa, y agrega: “Igual se pudo terminar, gracias al esfuerzo de todos”.

   Tras la muestra, los chicos del último año de la escuela (tiene hasta séptimo) se preparan para reacondicionar el laboratorio de la institución. Aprendiendo y jugando en espacios que, con el empuje de sus maestros, los tienen como protagonistas.


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