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 sábado, 19 de mayo de 2007  
Casa en Los Raigales: quiebres y contrastes

La casa Florencia Raigal es una de las últimas obras del arquitecto rosarino Marcelo Villafañe. Instalada en Los Raigales, la chacra de 33 hectáreas está ubicada cerca del estratégico encuentro entre la autopista Rosario-Córdoba y la autovía A12, a la altura de Roldán, a unos 25 kilómetros del centro de Rosario.

Es una vivienda de frente ciego, perforado si se quiere, donde se alojan los espacios de servicio que en alguna medida le dan intimidad a la vida de la casa, que se abre hacia adentro del terreno. El ingreso no se percibe, se busca, como una experiencia. Se entra por el ángulo más agudo de los dos volúmenes. En ese sentido, Villafañe siempre se interesa en desdibujar los ingresos celebrando su encuentro y recorrido.

Es una casa de dos plantas, con los dormitorios arriba y doble altura. Una planta quebrada en forma de ganchos dobles; y una planta que no es un plano horizontal sino que es elevación, es espacio. De esta forma se consiguió un mejor contraste de la luz en los quiebres a diferentes ángulos, con sombras más claras o más oscuras según la hora del día. Así se desarticula la idea de caja, hacia una idea de forma informe.

Toda idea de sistema se corresponde a un pensamiento lógico. Los bloques de cemento en su repetición y sistema constructivo admiten esas ausencias que devienen en agujeros que son ventanas pequeñas; algunas se abren, otras son fijas de vidrio y otras bloques retrasados.

De madera multilaminada, la escalera es puro sistema. Cinco espigas de tres fenólicos de 1,5 centímetros y cuatro vacíos de 14,5 centímetros que con la huella de plano uniendo las espigas, consigue la estabilidad al movimiento lateral ya que las espigas aguantan por sí cargas muy superiores a las requeridas por una escalera. Una alternativa de transparencia a partir de las espigas, los espacios vacíos y la posición frontal a la zona de estar de la casa.

La idea de trabajar entre lo sistemático, la retícula, lo lógico y lo caótico no como tal sino como otro orden, más libre, más rico, más amorfo, es algo que se está apropiando del trabajo de Villafañe, obra tras obra.


Otro encargo
La tarea del arquitecto se fue incrementando a medida que crecía el entusiasmo del propietario, que luego de construir su casa y otras dependencias, le encargó la idea de desarrollar un complejo de lotes, con un formato menos acartonado que el de un country, más cerca de un grupo de chacras de campo, con posibilidad de tener animales y sembrar huertas. El emprendimiento cuenta además con un stud para veinte caballos, en un área común de ocho hectáreas.

El club house fue el siguiente encargo del comitente. Esa obra se ubica cruzando la calle donde se levantaba la vivienda Raigal. A esas dos obras, una frente a la otra, las une la libertad de poder hacer. "Hice libremente lo mejor que pude hacer en ambos casos", le comentó Villafañe a Estilo.
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