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 jueves, 17 de mayo de 2007  
Le robaron $ 3 mil al dueño de una panadería
Lo redujeron frente a su local de Carriego al 400 y lo maniataron en su casa y con su familia

Fue un golpe planificado. Cinco hombres ingresaron a la 1 de la madrugada de ayer a la panadería Los Nonos, ubicada en el barrio Ludueña Sur, y tras maniatar a tres personas se llevaron “entre 2 y 3 mil pesos” en efectivo, según explicaron las víctimas. Los ladrones, que actuaron a cara descubierta, llegaron a la hora en la que religiosamente comienzan a ingresar los empleados para comenzar la jornada. “Me sorprendieron en la puerta y me metieron adentro. Enseguida me esposaron y me llevaron a la planta alta, donde estaban durmiendo mi esposa y mi hija. Se llevaron toda la guita y se fueron”, contó Alberto Arenas, dueño del comercio robado.

Los Nonos es una panadería tradicional del barrio Ludueña Sur. Es un negocio familiar ubicado en Carriego al 400, entre las vías del ferrocarril y Bordabehere. Y desde hace más de 35 años, todos los días sus dueños y empleados cumplen con idénticos horarios. Producen el pan de madrugada y desde las 6 de la mañana de corrido hasta las 21 venden al público. “Estaba preocupado porque un obrero de la cuadra que tenía que llegar a la 1 estaba retrasado. Ese era el primero que debía llegar, entonces me asomé a la puerta de casa para ver si le había pasado algo... Y entonces se me metió el tipo adentro”. Así empezó todo, rememoró Alberto, de 55 años. Detrás de ese “primer ladrón” entraron otros cuatro a los empujones.

A la casa. Una pequeña puerta separa la panadería de la casa de Alberto, que está en la planta alta del negocio. Según recordó el hombre, “el ladrón tenía la cara descubierta y me apuntó con un revólver. Me metió en la panadería, me tiró al piso y me puso una esposas. Al principio pensé que me había atado con un alambre”. Y continuó con el relato: “El tipo me trató medio como el culo. Me repetía todo el tiempo: «Dame la guita que yo no tengo problemas en meterte un tiro en la cabeza». Después me llevó para arriba, a mí casa”, explicó. En ese momento y ajenas a todo, en la planta alta dormían Susana, la esposa de Alberto, de 48 años, y su hija de 25 años.

La espera. “Se quedaron dos tipos abajo esperando a los empleados y tres subieron a la casa. Fueron a mi dormitorio y nos encerraron en la habitación de mi hija”, comentó Susana. “A mi me traían con las esposas. A mi esposa y a mi hija las ataron con sábanas y una remera”, explicó el hombre.

“Ellos manejaban cierta información. Sabían que teníamos dos negocios y en todo momento quería efectivo, plata”, rememoró la mujer. Con la familia controlada, los hampones se dedicaron a revolver y buscar joyas. Media hora después dijeron una frase que sonó como bálsamo: “Ahora quédense tranquilos que nos vamos”.

Tanto Susana como Alberto recordaban que dos años atrás, en marzo de 2005, fueron robados de la misma manera y también eran cinco los ladrones. Al hablar del monto de lo sustraído la familia se limitó a decir que eran los “ahorros lógicos que puede haber en cualquier casa: 2 o 3 mil pesos”, contó la mujer.

Consultadas fuentes policiales respecto al atraco, contaron que hasta ayer a la tarde las víctimas no habían ampliado su denuncia. Y respecto a las esposas con las que fue maniatado Alberto, y que le fueron quitadas por personal del Comando Radioeléctrico, se trata “de un modelo un poco más pequeño que las que utiliza la fuerza, que son del tipo Alcatraz. No tenían una marca visible”, explicó el vocero policial. Trabajan en el caso efectivos de la seccional 12ª y la Brigada de Investigaciones.


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