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 jueves, 17 de mayo de 2007  
Un fiscal pide 25 años de pena a menor de edad por un crimen
Aduce que en casos graves la ley no obliga a atenuar condenas a adolescentes. Este chico tenía 17 años cuando mató de siete tiros a un cadete de farmacia para robarle la moto

María Laura Cicerchia / La Capital

Con un criterio sin precedentes en la Justicia local, un fiscal solicitó la elevada pena de 25 años de cárcel para un joven que cuando era menor de edad mató de siete tiros al cadete de una farmacia, en represalia por no haber podido robarle la moto. El fiscal Ismael Manfrín consideró la gravedad del delito y el “alto grado de responsabilidad” del chico en el crimen, ocurrido en el barrio Carlos Casado en noviembre de 2003.

Manfrín sustentó su planteo en un enfoque jurídico inédito en las fiscalías rosarinas: que no es obligatorio imponer a los menores una sanción atenuada y que incluso se les puede aplicar penas de prisión perpetua, siempre que contemplen la excarcelación.

Responsable. El fiscal requirió esa pena para un joven de 20 años que cuando tenía 17 mató a balazos a un cadete al frustrarse un robo. El joven acusado se llama Maxi y está alojado desde entonces en el Irar. Hace dos años fue declarado autor responsable de homicidio calificado e intento de robo calificado.

Tras el dictamen del fiscal, en los próximos días se expedirán la defensa y el asesor de menores. Con esos elementos, el juez de Menores Jorge Cartelle decidirá si le aplica o no una pena al joven.

Maxi es considerado el autor del crimen de Damián Céspedes, un cadete de farmacia de 24 años que el 22 de noviembre de 2003 hizo una pausa en su reparto para acomodar unos papeles en la riñonera, en la confluencia de Gaboto, Carlos Casado y Londres. En ese momento, de un carro que avanzaba por esa última calle bajó un pibe que intentó robarle la moto con un arma y, ante la resistencia del cadete, forcejearon.

Cuando el agresor se retiraba lo mató de siete balazos para seguir viaje sin llevarse nada. En cuestión de horas y a sólo un par de cuadras de allí se produjo la detención de Maxi, entonces de 17 años. Tenía antecedentes, cirujeaba como sus hermanos y vivía en una familia humilde. Para la Justicia, mató para lograr impunidad y por no poder concretar su objetivo, una figura que se conoce como homicidio criminis causa.

La evolución. En noviembre de 2005 fue declarado autor del crimen. El sistema de menores prevé que, a partir de esa medida, debe transcurrir al menos un año para evaluar la evolución del chico antes de decidir si se le impone o no una pena de prisión. Si al término del tratamiento tutelar se interpreta que está “recuperado”, el juez puede eximirlo de la pena.

En su internación Maxi cursó hasta noveno grado de la EGB. Nunca intentó escapar pese a que tuvo oportunidad de unirse a fugas masivas, aunque acumuló una nueva causa (en trámite) por la sustracción de una moto. También fue declarado autor en otros cinco casos.

Pese a que el diagnóstico tutelar no es crítico, el fiscal consideró necesaria una pena en función de la “grave conducta desplegada al momento del hecho” y la trascendencia del delito.

La polémica. La pena para el homicidio criminis causa es la de prisión perpetua. Manfrín concluyó que es aplicable a menores.

Lo que a su criterio prohíben las normas internacionales de infancia es otorgar penas que impidan la excarcelación. Entiende que la prisión perpetua puede aplicarse a menores, salvo delitos en los que está prohibida la libertad condicional”, planteó.

De todos modos evaluó que la perpetua no puede imponerse en este caso porque en 2004 la reforma del Código Penal, a instancias de Juan Carlos Blumberg, suprimió la chance de la libertad condicional a los condenados por homicidio criminis causa. Así, la figura entraría desconocería la normativa internacional de menores. Para Manfrín, esto obliga a buscar una alternativa que garantice la excarcelación. Recurrió así a la figura del homicidio simple y pidió 25 años de prisión, lo que al joven le permitiría salir a los 16 años y 8 meses de encierro.


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Gaboto, Carlos Casado y Londres, donde mataron a Damián Céspedes.

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