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 jueves, 17 de mayo de 2007  
Caos en el tránsito porteño por el paro en los subtes

Tránsito a paso de hombre, colectivos colmados, algunos sin detenerse ante paradas con filas interminables, y centros de trasbordo transformados en romería, fue la alquimia que produjo el paro de trabajadores de subterráneos en el centro porteño y sus alrededores.

Las terminales ferroviarias de Constitución y Retiro fueron la imagen más contundente del efecto de la huelga, ya que miles de personas al llegar a la Capital desde el conurbano tuvieron que dejar de lado, obligadamente, la costumbre de subirse al subte C, que une ambas cabeceras y distribuye pasajeros por todo el centro, y hacerse de paciencia para intentar subirse a un colectivo.

Las dársenas de los ómnibus en la Plaza Constitución y sobre la avenida Ramos Mejía en Retiro, desbordaban de pasajeros que miraban el reloj secuencialmente con la ilusión de no llegar tarde, lo que significa para muchos, no perder el presentismo.

Algunos que llegaban del sur no dejaban de quejarse. Habían sufrido el martes la suspensión del servicio del Roca, a lo cual siguió uno de los incidentes más violentos que haya tenido como escenario esa terminal.

“El martes fue el tren, ahora no podemos viajar porque el subte no para y los colectivos van hasta las manos”, sostuvo un pasajero ante la consulta de un cronista de DyN.

El cuadro en Chacarita, donde tiene su terminal la línea Urquiza del ferrocarril, fue similar.

Pero la situación también golpeó a quienes llegan desde las cabeceras de las cinco líneas de subte y del Premetro.

Un chofer de un colectivo que hace el trayecto desde Aldo Bonzi hasta Retiro optó por abrir las puertas traseras sin exigir a los pasajeros que saquen boleto -arriesgándose a una sanción- y puedan llegar al trabajo o la escuela, .

El colectivero que lo había precedido el recorrido había obviado varias paradas porque en el vehículo ya no había centímetro libre.

Los taxis trabajaron “a full” según dijo a DyN el titular de la Federación Empresaria de Taxis, Humberto Moretti, quien admitió que los pasajeros “suelen tener como tema de conversación con el chofer lo mal que se viaja en colectivo o en trenes, y hoy mas por la falta de subtes”.

Pero si bien los coches de alquiler también estaban en su mayoría ocupados, no fue la solución total para llegar temprano a las obligaciones laborales cotidianas.

Es que ante el anuncio del paro de subtes, muchos particulares salieron con sus autos a la aventura que significa circular por el centro. (DYN)
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