Año CXXXVII Nº 49470
La Ciudad
Política
Economía
La Región
Opinión
Información Gral
El Mundo
Policiales
Mundo digital



suplementos
Ovación
Escenario
Educación


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 06/05
Mujer 06/05
Economía 06/05
Señales 06/05
Educación 05/05
Página Solidaria 25/04
Salud 18/04
Estilo 07/04

contacto

servicios
Institucional


 sábado, 12 de mayo de 2007  
Un tiro en la cabeza terminó con la vida de un adolescente
Rubén Fernández tenía 15 años y vivía en el sector más humilde de barrio Acíndar

Leo Graciarena / La Capital

Los vecinos de Rubén Darío Fernández dicen que era un buen pibe. Lo manifestaban ayer a la tarde en calle La Vincha, entre Avellaneda y Nahuel Huapi, en barrio Acíndar. Tenía 15 años y poco después de las 13.30 un balazo en la cabeza terminó con su existencia. Esa era una de las pocas certezas que había en ese lugar. Cuando los vecinos irrumpieron en la parte trasera del humilde rancho vieron al pibe agonizante, sentado en una silla, tirado levemente hacia adelante, con un orificio en la "región frontoparietal izquierda", según dijeron los investigadores. Los dos muchachos que estaban junto a él, y que según testigos jugaban con un arma de fuego, desaparecieron del lugar a la velocidad de la luz.

La causa de la muerte de Rubén Darío Fernández era clara. No así la circunstancia que la motivó. Para Daría, su mamá, "fue un ajuste de cuentas. Vinieron buscando a otro pibe y se equivocaron". Para algunos vecinos la historia era distinta: "Había tres pibitos que estaban jugando a la ruleta rusa en el fondo del rancho y Rubén perdió". Si bien los pesquisas no descartaban hipótesis, la investigación se orientaba anoche hacia una muerte accidental. La autopsia servirá para clarificar dudas. ¿Cuál fue la trayectoria del proyectil? Ya que el lugar en que Rubén recibió el impacto de bala se presenta como una zona incómoda para un diestro, siempre pensar en el fatídico juego de la ruleta rusa. Otro dato relevante será la distancia desde la cual se efectuó el disparo.


Voces de dolor
La única realidad es que Rubén Darío Fernández está muerto Y sobre la vía honda a escasos 80 metros de Avellaneda al 4500 su familia lo lloraba Era un buen pibe No se metía con nadie Le gustaba jugar a la pelota en la placita del Fonavi Era un pibe normal contaba ante cámaras y grabadores Daría Juanto a ella una tía del adolescente muerto recordaba que no le gustaban las armas Y recordó Una vez le dije Rubén ¿ vos agarrarías un revólver Y me contestó Ni en pedo tía

Unos metros más allá, en medio de un escenario de pobreza extrema, carros tirados a caballos y resignación, Pepe, un vecino de la barriada, contó cómo halló al pibe. "Vimos que la gente se amontonaba alrededor del rancho y nos metimos. Estaba en el fondo del rancho lindero al cual el vivía junto a sus tíos. Estaba sentado. Tenía un agujero en la gorrita roja y le caía sangre por la boca", según rememoró.

Rubén era el segundo de nueve hermanos. Vivía desde hace un par de años junto a sus tíos: Leandra y el Chavo, que cuando llegó del trabajo no podía con la cruz de su dolor. El pibe había dejado la escuela en 6º grado y hacía changas en el Mercado de Productores. Le gustaba el fútbol y andar con sus amigos. Y nadie de los que se paraban sobre la vía honda, frente al rancho donde el horror se hizo presente, podía entender cómo Rubén terminó con un balazo en su cabeza.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
La madre (de blanco) dijo que el pibe fue asesinado por "error en un ajuste".


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados