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 sábado, 12 de mayo de 2007  
Para la policía fue una sorpresa hallar droga en un allanamiento

Ariel Etcheverry / La Capital

Seis efectivos de la policía provincial afirmaron que el allanamiento realizado hace dos años en la parrilla de Pellegrini y Garzón, donde se hallaron 300 gramos de cocaína, tres armas de fuego y municiones, se realizó como resultado de una investigación en la que se rastreaba un revólver sustraído. Los agentes, que en aquella época integraban la Brigada de Investigaciones rosarina, afirmaron que no tenían idea de que en ese lugar había droga y que al descubrir la sustancia cumplieron con todos los pasos legales de rigor.

Así transcurrió la segunda jornada del juicio oral y público a Roberto Juan El Gordo Uzin. El imputado, de 66 años, era el dueño de la parrilla y rotisería El Puente. En ese lugar la policía santafesina encontró la noche del 11 de marzo de 2005 unos 300 gramos de cocaína de máxima pureza, una escopeta, dos pistolas y gran cantidad de municiones. Las declaraciones de los oficiales que realizaron ese allanamiento no difirieron casi en nada, como si se hubiesen estudiado un libreto de memoria en el cual la policía siempre queda bien parada.

Vale recordar que el jueves, en la primera de las audiencias, el accionar de la policía provincial y federal en torno al hecho quedó como menos sospechada. Es que un comandante principal de Gendarmería Nacional que participó de la investigación previa al allanamiento sostuvo que a la parrilla solían llegar autos oficiales, de Drogas Peligrosas de la Federal, y aludió a un miembro de esa fuerza (Andrés Salvador Isaac) que frecuentaba el lugar y atendía con Uzin detrás del mostrador.

Asimismo, en la primera jornada también salió a la luz que la parrilla era frecuentada por Sandra Cabrera, la secretaria general de Ammar asesinada de un balazo en enero de 2002, quien solía cenar y comprar estupefacientes en el lugar. Al respecto, ayer el Tribunal respondió afirmativamente al pedido de las partes de tener acceso al expediente por ese crimen, hecho en el cual estuvo seriamente involucrado el oficial de la Federal Diego Parvluzyck.

Finalmente, en la audiencia del jueves se puso en tela de juicio las infinitas llamadas que había desde la seccional 14ª (con jurisdicción en el lugar) a la parrilla de Uzin. El entonces jefe de esa comisaría, Ernesto Evangelisti, sostuvo que eran para "solicitar el delivery" para que comieran los oficiales de guardia de la dependencia.


El jefe
El primer oficial que se paró ayer delante del tribunal presidido por la jueza Laura Inés Cosidoy fue el comisario Néstor Ljumberg quien en aquel entonces era el titular de la Brigada de Investigaciones y máxima autoridad policial al frente del allanamiento El actual jefe de la seccional 5 ª relató que el procedimiento en la parrilla se realizó a partir de una información que sindicaba al dueño del local como probable comprador de un arma de robada

El oficial de la UR II contó que participaron "seis hombres". Los abogados defensores de Uzin, Alberto Tortajada y José Alcacer, preguntaron si no eran "demasiados" los efectivos afectados a un simple operativo para el secuestro de un arma. A lo que Ljumberg respondió que era "habitual" ese número de empleados para ese tipo de procedimientos.

El comisario afirmó que en cuanto se descubrieron primero las armas y luego la cocaína se siguieron los pasos de rigor. "Detuvimos el procedimiento. Avisé a mi superior, el comisario Alejandro Franganillo que era jefe de Agrupaciones Especiales, a Drogas Peligrosas y por supuesto también a los juzgados provinciales y al federal en turno", aseguró.

Ante otra pregunta puntual de la defensa en el sentido de si sabía de antemano que había droga en el lugar, el oficial respondió: "No, no sabíamos que había estupefacientes".


El sumario
Otro testimonio interesante fue el del oficial principal Fernando Ochoa sumariante de Investigaciones Al igual que su jefe Ochoa describió como fueron los instantes previos al allanamiento Detrás del mostrador apareció la escopeta También había una notebook dos filmadoras y sobre una estantería ubicada detrás había una caja con balas de calibre chico Parte de la droga estaba dentro de unas bolsas ubicadas en las estanterías y el resto dentro de una pava grande

Los defensores del imputado formularon a todos los testigos casi las mismas preguntas: ¿Cuántos efectivos participaron? Si era habitual que tantos policías fueran a incautar un revólver. Si había policías que hayan entrado por las ventanas del negocio y si sabían de ante la mano la existencia de droga en la rotisería.

Las audiencias se retomaran el martes a partir de las 16, cuando comiencen a declarar testigos civiles aportados por la defensa. Antes de dar por cerrado el debate de ayer, Cossidoy anunció a las partes que habían llegado copias de las actuaciones de la justicia provincial por el crimen de Sandra Cabrera, la meretriz asesinada en enero de 2004 y que, según testigos, solía parar en la parrilla El Puente.
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El tribunal presidido Cosidoy no estuvo ayer tan punzante.


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