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 sábado, 12 de mayo de 2007  
Newell's logró el empate cuando el partido moría

Lucas Vitantonio / Ovación

Pero la insistencia tuvo premio y la Lepra festejó la igualdad en la última bola de la noche. Cardozo habilitó a Arrieta y el santiagueño sacó un remate cruzado que sirvió para rescatar un punto y salvar la ropa en el Cilindro de Avellaneda.

  La historia comenzó cuesta arriba. Newell’s no se había acomodado en la cancha cuando Eluchans, a los 5’, ejecutó una pelota parada desde la izquierda que el colombiano Moreno impactó de cabeza y la mandó al fondo del arco de Villar.

  El Rojo pegó primero y Newell’s sintió el impacto. En ese primer tiempo jamás encontró los argumentos para revertir el trámite adverso. Es más, estuvo muy desorientado y no halló la brújula a la hora de armar el juego ni siquiera en retroceso.

  En cada contraataque daba la sensación que el local definía la historia. Pero este Independiente es bastante limitado y no cerró el resultado. Fue tal la confusión de Newell’s que hasta en las pelotas detenidas equivocó los caminos.

  En el complemento la Lepra tuvo un cambio de actitud, pero jamás pudo encontrar el juego limpio para arrimarse con criterio a los tres palos de Ustari. La más clara fue a través de una pelota detenida que ejecutó el paraguayo Cardozo y reventó el horizontal del arco local. Fue un gesto técnico notable del delantero guaraní, que ratificó su olfato de goleador aunque en esta ocasión la pelota no llegó a la red.

  Las agujas del reloj avanzaban y la desesperación iba oxidando la chance del empate para Newell’s. Hasta el Flaco Spolli se plantó de nueve, pero ningún antídoto parecía ser capaz de torcer el rumbo.

  Sin embargo, en un momento apareció la luz. Debieron cambiar los roles para que la Lepra grite el gol. Cardozo armó la jugada y habilitó a Arrieta, que controló el balón en la puerta del área y sacó un misil perfecto que perforó el arco de Independiente.

  Fue un empate angustiante, aunque justo porque el Rojo no supo cerrar la historia cuando tuvo las chances para hacerlo. El río estaba revuelto y esta vez el traje de pescador se lo puso el santiagueño para establecer la igualdad definitiva, por cierto muy festejada por los leprosos que se llegaron al Cilindro de Avellaneda.

  Así Newell’s se retiró con el premio por no bajar los brazos y entregar el máximo esfuerzo hasta el pitazo final. Queda muchísimo por corregir en la semana. El equipo ganó con solvencia el clásico pero anoche volvieron a aparecer los fantasmas en el funcionamiento y no puede conjugar una palabra clave en el fútbol que es la regularidad. l
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Arrieta se acomoda para darle de zurda y marcar el empate.

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