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 domingo, 29 de abril de 2007  
Rusia entierra la paz con la Otán y se presagia otra Guerra Fría
La instalación de un sistema antimisiles en Europa del Este fue el detonante. El Kremlin aduce cuestiones de seguridad y Occidente habla de vanidad herida

Stefan Voss

Moscú. - Boris Yeltsin sólo llevaba un día enterrado cuando su sucesor en la presidencia de Rusia, Vladimir Putin, también cavó la tumba de la política de paz del ex presidente con la Otán. La moratoria unilateral del Tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FCE) le reportó a Putin un atronador aplauso en ambas cámaras del Parlamento ruso.

Mientras en Occidente se apunta que el líder del Kremlin sufre de "vanidad herida", los rusos argumentan desde hace tiempo que hay intereses de seguridad. Desde el punto de vista moscovita, la insistencia de Estados Unidos en el sistema de defensa en el este de Europa ha sido la gota que ha colmado el vaso.

Ya sean las defensas antimisiles en Polonia, los soldados estadounidenses en Georgia o la retirada de un monumento de guerra en Estonia, Rusia no quiere que le provoquen delante de sus narices. "Todo esto es para nosotros un peligro real con riesgos no previsibles", auguró Putin en su discurso sobre el estado de la nación. Las defensas antimisiles son tan peligrosas como los misiles balísticos de mediano alcance Pershing, afirmó en referencia a los misiles desplegados por Estados Unidos en varios países europeos durante los años de la Guerra Fría y destruidos en virtud de un tratado con la desaparecida Unión Soviética en 1989.


Repliegue incumplido
Fue Boris Yeltsin quien en una cumbre en 1999 en Estambul prometió que Rusia iba a retirar sus tropas de las antiguas repúblicas soviéticas de Moldavia y Georgia Hasta que así sea la Otán no quiere ratificar el nuevo tratado de FCE suscrito entonces en Estambul Desde el punto de vista actual del Kremlin la promesa de Yeltsin no forma parte del tratado y por lo tanto no es vinculante Después de todo Putin no se ha retirado de inmediato del tratado de FCE Todavía hay tiempo para negociar se apunta

Casi más de dos décadas después del fin de la Guerra Fría, una gran parte de los rusos sigue considerado la Otán como una amenaza. Resumiendo, hay dos momentos históricos que han marcado la relación entre la Alianza Atlántica y la reforzada gran potencia de Rusia.

Por una parte, la presunta promesa del fallecido ex secretario general de la Otán Manfred Warner, formulada el 17 de mayo de 1990, de que la Otán nunca iba a ampliarse más allá de la República Federal de Alemania en dirección al este. En su discurso, Putin abordó la conferencia de seguridad celebrada en Munich en febrero y de forma explícita recordó las palabras de Warner.

Desde el derrumbe de la Unión Soviética, cada paso que se ha dado para la ampliación de la Otán fue en dirección este, lo que ha molestado a los rusos.

Los ataques de los aviones de la Otán contra objetivos en Yugoslavia en 1999 todavía causaron más daño. Hasta la fecha son muchos los rusos los que no han perdonado al entonces presidente Yeltsin que encajara las bombas contra el pueblo eslavo hermano de los serbios.

El propio Putin llegó a calificar la era Yeltsin como una década de debilidades. "El débil es destruido", reza el credo de Putin. En su último año en el cargo, el jefe del Kremlin quiere mostrar fuerza cueste lo que cueste. Así se desprende también del "niet" (no) ruso a la independencia de Kosovo.


Al acecho
Pertenece a la estrategia de propaganda de cara a las elecciones legislativas y presidenciales que tendrán lugar dentro de unos meses que medios estatales y organizaciones de jóvenes leales impulsen el miedo como una amenaza A las personas se les inculca que Rusia está acechada por enemigos desde hace tiempo

Putin dejó entrever que el denominador común entre este y oeste es cada vez más pequeño. No mostró ni la más mínima muestra de compasión por los opositores que fueron violentamente reprimidos por la policía en las inmediaciones del Kremlin. Es más, advirtió en contra "divagaciones pseudodemocráticas" de todo opositor al gobierno que quiera volver a conducir a su nación hacia una dependencia política y económica.

El trauma de la Revolución Naranja en Kiev es algo que Putin tampoco olvida. Aseguró que no permitirá que surjan en Rusia nuevas relaciones de poder a imagen de lo sucedido en Ucrania y Georgia.

Hace dos meses en Munich, el jefe del Kremlin asustó a Occidente con sus críticas mordaces a la superpotencia Estados Unidos. "En su discurso sobre el estado de la nación tan sólo ha demostrado que está dispuesto a dar el paso del dicho al hecho", afirmó el diario moscovita Kommersant. (DPA)
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Maniobras navales rusas. Vladimir Putin anunció una moratoria unilateral del tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en Europa en represalia al planeado escudo antimisiles.

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