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 domingo, 22 de abril de 2007  
Yo creo: "Sandro y la incorrección política"

José L. Cavazza / Escenario

Sandro lo hizo. Quiero decir, dio el ejemplo más auténtico de incorrección política. Se casó con una de sus chicas, tan parecida a cualquiera de aquellas bellezas que arrojan sus calzones al escenario. Nada de top model o teenager cerca de la bata roja tal cual otros vejetes que, con mucho menos gloria e imán que él, hicieron de su vida una noche eterna en medio de un largo snifar en brazos de jovencitas de miradas perdidas y cuerpos de chico con tetas. Pero no, Sandro de América -un verdadero lobo solitario a esta altura de la vida- podría haberse mandado una de estas bien de vejete con plata y poder y mucho más. Pero no lo hizo, muy al pesar de que sigue siendo un símbolo sexual para muchas argentinas, al punto tal que podría haber elegido a la mejor chica de la cuadra, de 30 o menos, como hizo su colega Cachito Castaña, o podría haber apuntado con el dedo a la más linda de las hijas de sus "chicas" histriónicas, histéricas y buenazas. Pero ahí está tranquila Olga en la tapa de Caras, con pinta de matrona, regordeta como una belleza antigua y envuelta en encaje blanco del blanquísimo vestido de novia. El Gitano, con labios temblorosos, auténtico, emotivo y con las ironías abandonadas en el placard de su mansión. Es cierto, Sandro jamás se entregaría a una jovencísima esfinge de Cacharel como tampoco podría vivir más que unos minutos en Puerto Madero ni desayunar en Recoleta. Sandro sigue siendo un muchacho de barrio que se casó con una chica de barrio y la fiesta, que no traspasó los altos muros de la casona de Banfield, también olía a barrio porteño a pesar de los canapés, los cr'pes y los timbales de verdura. Olga, divertida, repartió ligas después del almuerzo, y hasta bailó y transpiró un rock and roll. Pero recuerdo las palabras de tía Maruja, que en paz descanse, y el romanticismo, de golpe, se convierte en polvo entre los dedos: los hombres enfermos buscan tener a su lado más que a una mujer a una madraza. No sé, pero ¿usted qué hubiera hecho de estar en el mismo lugar de Sandro?
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