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 sábado, 21 de abril de 2007  
Sexualidad: “Con silencios se ha venido formando a nuestros chicos”
Mediante una capacitación, psicólogas promueven el debate docente sobre el tema

Desde el año 2000 se desarrolla el curso “Aprender y enseñar la sexualidad” destinado a los docentes de todos los niveles educativos, con el objetivo de formar para educar en sexualidad. Es dictado por las psicólogas Graciela Paraskevopulos y María Elena Gasó y cuenta con la acreditación en la Red Federal de Formación Docente Continua ([email protected]).

Según explican, la capacitación surgió para responder a inquietudes y demandas de los chicos, los jóvenes y los docentes sobre una temática que atraviesa la cotidianeidad de la escuela.

En el curso también se trabaja sobre las creencias y los prejuicios conformados cuando se construye la sexualidad, y de acercarse a un saber con valor científico.

—¿Cómo se abordó la educación sexual hasta ahora?

G.P.— Hay muchas escuelas que dicen “nosotros no trabajamos la educación sexual”, sin embargo, todas las escuelas, de todas las épocas, de todos los lugares, de cualquier contexto, hacen educación sexual, aún no haciendo explícitamente nada. Silenciar es una forma de hacer, de desinformar. Con silencios, con un “callate” y “no hablar de eso” se ha venido formando a nuestros chicos.

—¿Hoy existen otras condiciones sociales para trabajar la educación sexual?

G.P.— Este es aparentemente un momento de destape de la sexualidad, pero nosotros creemos que sigue siendo tabú. La forma en que se hace presente en los medios la sexualidad humana realmente no da cuenta de que sea nada valorado o estimado, ni tampoco se presenta como algo placentero. Nos llama la atención porque los chicos están muy informados sobre las orientaciones y las prácticas sexuales. Pero estamos en 2007 y hace 20 años los chicos nos preguntaban las mismas cosas, no hemos avanzado. El varón no entiende qué es la eyaculación y las nenas no conocen que la menstruación ocurre todos los meses; además existen creencias acerca de que en la primera relación sexual no hay posibilidad de embarazo o si tienen relaciones sexuales de parado tampoco. Una niña que va a menstruar no tiene que enterarse cuando le sucede, un varón cuando va a tener sus primeras eyaculaciones tiene que saber que esto es propio de su condición humana y que es bueno que le pase y cómo se da en la vida de cada uno, qué tiene que hacer, y que lo comparta en su casa también.

—¿Cómo es el trabajo con los padres?

G.P.— En todo proyecto de educación sexual es indispensable la inclusión de los padres. La experiencia dice que la mayoría de los padres y madres cuando encuentran en la escuela la presentación de esta temática en forma sistematizada, con docentes capacitados, donde se les da espacio para intervenir, para la consulta, para informarles o generar situaciones de debate, acceden de buen gusto. Generalmente, el supuesto rechazo de los padres suele ser una excusa para no hacer nada, para dilatar la intervención. Por otro lado, los encuentros con los padres además suelen ser muy tranquilizadores para los docentes porque les permite saber cuáles son sus inquietudes y temores. Si el docente está capacitado para dar respuesta a esto, genera seguridad en la familia y el camino está iniciado. Con el tiempo son los padres los que piden año a año la continuidad.

—¿Qué docentes son los que más asisten a los cursos?

M.E.G.—En general, se piensa que solamente los docentes de áreas de ciencias o de biología serían las personas encargadas de trabajar en educación sexual, o bien profesionales o facultativos. La idea es que cualquier sujeto sexuado, con ganas y preparación, puede hacerlo. Los docentes de estas especificidades, por allí están capacitados en cuanto a contenidos biológicos pero es sólo una parte. Nosotros como sujetos tenemos un cuerpo que además se relaciona, siente, está en un contexto, en un momento histórico, en un entrono social y cultural. Todas estas dimensiones lo atraviesan.

—¿Qué pasa con las escuelas privadas y católicas?

G.P.—Las escuelas religiosas, por lo general, son las que tienen más resistencia. Pero no todas. Nosotros planteamos la educación sexual para todos. Lo que decide y retrabaja la familia será responsabilidad de ella. Cuando se comienza a trabajar sobre el tema muchas familias comentan que se les facilitó la comunicación y la apertura en la casa. La escuela da así el puntapié inicial.

—¿Falta iniciativa del gobierno?

M.E.G.—Falta impulso. Creemos que no tiene que pensarse en una mega capacitación docente. Tendría que darse un pequeño núcleo de cinco personas en cada escuela, que sean referentes, capacitarlos y que luego puedan trabajar “en cascada” con sus compañeros.
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Para las psicólogas Gasó y Parasjevopulos, es indispensable sumar a las familias a la discusión.

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