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 miércoles, 18 de abril de 2007  
Cuando el Estado no responde, las prácticas educativas se complican
Un jardín maternal pampeano debe ingeniárselas ante la escasa ayuda oficial. Los directivos tratan de subsanar las carencias a través de proyectos innovadores

Vanesa Valenti

"Nuestras falencias son muchas, pero pensamos y creemos en la igualdad de oportunidades de todos los niños del país, ya que ellos serán los hombres y mujeres del futuro, que actuarán, sentirán y decidirán según las experiencias que hayan vivido en su infancia". Así resume Liliana Antinori las expectativas que tiene respecto de los más de 150 chicos que alberga el jardín maternal El Tren de las Sorpresas que dirige en Macachín, La Pampa.

El centro educativo tiene ganas de crecer por el bien de los chicos pero choca con la falta de recursos económicos. La Fundación La Capital viajó hasta el sureste de esa provincia y fue testigo de esa realidad.

Macachín, ubicada a unos 100 kilómetros de Santa Rosa posee unos 5 mil habitantes y presenta una diferencia social muy marcada. Las fuentes de trabajo se distribuyen entre unas pocas grandes empresas y la labor en las salinas o el campo. Sin embargo, primero la sequía y luego las inundaciones provocaron un número importante de mano de obra desocupada.

En el pueblo hay solo un jardín maternal, El Tren de las Sorpresas, una institución en la que se conjugan diferentes realidades. "Acción Social nos manda a todos los chicos cuyos padres están sin trabajo, algunos inclusive con alto riesgo ambiental. Sabemos que de no quedar en el jardín, estos niños estarían deambulando en la calle o al cuidado de sus hermanos", explicó Antinori, quien además resaltó que el establecimiento no posee un presupuesto fijo y por eso debe mantenerse por donaciones y aportes solidarios.

La institución, que surgió hace 16 años con estructura de guardería, modificó su fisonomía desde hace tres para convertirse en jardín maternal. Desde entonces, los padres no solamente encuentran un lugar para que sus hijos jueguen, sino que ahora la educación se sustenta con planificación priorizando tres áreas fundamentales: la socioafectiva, la cognitiva y la psicomotora. Pero además de la función educativa, el jardín tiene una función social. No sólo se trabaja con los chicos sino también con sus padres. La idea es poder brindarles nuevas herramientas que les posibiliten un aumento de oportunidades a la hora de conseguir un trabajo.

"Trabajamos con una mayoría de familias numerosas y es por eso que nos surge la necesidad de abrirles nuevos caminos. Hay gente que sólo vive de planes sociales y se siente muy bien de poder realizar una contraprestación laboral en el lugar en el que se educa a sus hijos", resaltó la directora del jardín.

Son esas mismas madres las que colaboran en la construcción de material didáctico de un modo casi artesanal y trabajan en distintos proyectos que se van planteando. Sin embargo muchos de estos programas no pueden ejecutarse por la falta constante de recursos económicos.

En carpeta quedan pendientes conseguir computadoras para enseñar informática a chicos y grandes, equipar el jardín con juegos de interior y exterior, y lograr el equipamiento de cocina para dictar cursos a las mamás. También se necesitan elementos para mantener el patio en condiciones y juegos de encastre y didácticos, y libros de lectura acordes a la edad.

El intendente Jorge Cabak explicó que desde la Municipalidad se trata de dar respuestas a todas las necesidades del jardín, pero es casi imposible porque los recursos no alcanzan y además hay demandas que surgen de otros sectores de Macachín. "Tratamos de llevarlo lo mejor posible, pero siempre surgen nuevas necesidades", aclaró.

Finalmente, Antinori resaltó que es la fuerza del personal la que posibilita que esto se mantenga a pesar de las dificultades económicas. "Hoy nuestros chicos no tienen otra oferta educativa. Por eso la necesidad constante de pedir ayuda", advirtió.
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