Año CXXXVII Nº 49443
La Ciudad
Política
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Señales
Economía
Escenario
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Salud 11/04
Página Solidaria 11/04
Turismo 08/04
Mujer 08/04
Economía 08/04
Señales 08/04
Educación 07/04
Estilo 07/04

contacto

servicios
Institucional

 domingo, 15 de abril de 2007  
Hipoacusias
Detección de problemas auditivos en la escuela

El momento de empezar el colegio es clave en la vida de cualquier chico y también de la familia en general. El jardín y el preescolar son herramientas que, de a poco, ayudan a moldear la personalidad y la vida social del niño, brindándole conocimientos. Sin embargo, hay diversos obstáculos que pueden ir apareciendo durante los primeros años de la vida escolar y que al manifestarse por lo general dentro del aula, complican el acceso a los conocimientos. Entre los más popularizados se encuentran las afecciones oftalmológicas que dificultan la visión, los llamados trastornos de hiperactividad o déficit de atención y los problemas auditivos.

“Con el mismo énfasis con el que en general se pide que se realicen exámenes de agudeza visual antes que los chicos empiecen el colegio, hay que insistir en la realización de audiometrías que puedan detectar los problemas”, señaló el doctor Vicente Diamante, médico otorrinolaringólogo y director del Centro de Implantes Cocleares de la ciudad de Buenos Aires.

De acuerdo con el especialista, quién también se desempeña como presidente de la Fundación de Otorrinolaringología, la audiometría constituye un “método de diagnóstico eficaz, rápido y poco invasivo que tiene muy buenos resultados y cuya utilización es de vital importancia para detectar problemas auditivos”.

“Cuando hay un problema, las maestras comienzan a detectar determinadas fallas en el aprendizaje y la atención de los niños hipoacúsicos. Por lo general no levantan la vista cuando se los llama, pero además suelen tener inconvenientes para concentrarse. En esos casos hay que recurrir a un especialista en psicopedagogía que pueda determinar con qué se relacionan los inconvenientes. Cuando la falla no tiene que ver con cuestiones de integración, hay que buscar el motivo en lo neurológico, lo pediátrico y lo audiológico. La principal barrera es que la detección de problemas de este tipo, a menudo resulta dificultosa dada la cantidad de chicos por aula que hay actualmente en los colegios”, indicó Nélida Púrpora, licenciada en psicología y terapista familiar.

La etapa preescolar es, por lo general, el momento ideal para detectar inconvenientes en el aprendizaje pues en las famosas “salitas” la cantidad de alumnos suele ser reducida, y por ende los maestros tienen más facilidad para darse cuenta y determinar por qué razón un chico está aislado o no participa de los juegos.

En los ambientes de ruido, como por ejemplo las aulas, cuando hay una patología se genera una dificultad muy importante para que el chico logre una buena performance en el colegio.



Aulas ruidosas

En el 2000, un estudio de la Mutualidad Argentina de Hipoacúsicos (MAH) determinó que el ruido ambiente de las aulas de una gran cantidad de escuelas primarias está unos 20 decibeles por encima de lo recomendado a nivel internacional. Esta situación generada no sólo por el ruido externo, sino también por el propio bullicio de los niños, la voz de la maestra y el rebote de las ondas sonoras en las paredes, no favorece el desarrollo de los chicos que padecen alguna dificultad.

“Con el ruido de fondo, el grado de pérdida auditiva se intensifica notablemente generando mucho problema a la hora de entender y aprender. Por eso, los chicos que tienen afecciones audiológicas están distraídos, preguntan las cosas dos o tres veces, pronuncian mal las palabras, escriben mal, no entienden y de a poco se van quedando atrás de sus compañeros en el proceso de incorporar conocimientos”, postuló el especialista.

Una vez detectado el problema, será el momento de que, con ayuda de un equipo interdisciplinario de profesionales, tanto los padres como el niño acepten la dificultad y comiencen a abordarla.

Teniendo en cuenta cómo se vaya desarrollando el cuadro, el otorrinolaringólogo será el encargado de determinar los pasos a seguir y con ayuda de un especialista en fonoaudiología, será el momento de comenzar a transitar la readaptación para que pueda ponerse a la par de sus compañeros.

La fonoaudióloga Celina Najún, destacó que lo primero y más importante es determinar si el niño está recibiendo el equipamiento auditivo correcto dado que, dependiendo del grado de hipoacusia que tenga, puede necesitar un audífono o bien un implante coclear. Si el equipamiento es adecuado, si no hay ninguna otra patología y si la dificultad se aborda a tiempo, es muy probable que el niño no tenga dificultades en la escuela. No obstante, siempre se recomienda realizar un apoyo fonoaudiológico extra escolar para ayudarlo y acompañarlo”.

Rehabilitación auditiva

En cuanto al seguimiento que debe realizarse, la especialista consignó que “la rehabilitación auditiva consiste principalmente en ayudarlo para que pueda aprender a escuchar. Si tenemos en cuenta que hasta el momento de la colocación del dispositivo, sea cual fuere, esta persona no escuchaba, hay que entender que es necesario un aprendizaje para que pueda contar con estrategias que lo ayuden a diferenciar el sonido del ruido, el sonido del no sonido, y de a poco, aprender el lenguaje”.

Por último, cabe destacar que para lograr una buena adaptación por parte de los niños hipoacúsicos, es importante que se sienten cerca de los maestros para disminuir el caudal de información perdida, como también que los profesores eviten caminar por el aula y procuren hablarles en forma clara, pausada y “de frente”.

Las mismas indicaciones sirven para la familia y el círculo de amigos del niño.



Para tener en cuenta

De acuerdo con los especialistas, si su hijo presenta alguno de estos signos, es conveniente realizar una consulta con un especialista, antes que el problema se agrave. Entre otros síntomas a tener en cuenta figuran los siguientes:

  • Tiene muchas faltas de ortografía.

  • Necesita que le repitan las cosas.

  • Es muy distraído.

  • Escucha el televisor con el volumen fuerte.

  • Tiende a mirar los labios de quien le habla.

  • Grita mucho al hablar.

  • Presenta algún trastorno del lenguaje, como dislalia (ausencia, alteración o sustitución de algunos sonidos).

  • Tiene mal rendimiento escolar o repite el año.



    Más información: www.faso.org.ar, Mutualidad de Hipoacúsicos (MAH), www.mah.org.ar




    enviar nota por e-mail
  • contacto
    Búsqueda avanzada Archivo


    Ampliar FotoFotos
    Ampliar Foto



      La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados