Los aborígenes en Rosario sufren la pobreza y el olvido

Los tobas, que son mayoría, reaccionan de distinta manera ante la discriminación

Vanessa Valenti

Discriminación, rechazo, pobreza y olvido son algunas de las vivencias cotidianas de los indígenas argentinos. La misma tierra que los vio nacer, hoy los rechaza. A la mayoría de ellos le cuesta integrarse a este mundo globalizado que vive el presente a una velocidad insólita.

En este marco, y en los umbrales de los festejos por el Día del Indio Americano que se conmemora el 19 de este mes, es que los aborígenes pretenden ser reconocidos más allá de esta fecha particular. La Constitución nacional los reconoce en su artículo 75, inciso 17. Mientras que Santa Fe lo hace por medio de la ley 11.078. Sin embargo, muchos de los artículos que contemplan sus derechos no se cumplen, y ahí radica ese reclamo constante que tiene como tema principal la propiedad de las tierras.

En Rosario, habitan aproximadamente unos 20 mil indígenas de distintas etnias, aunque los tobas son mayoría. Algunos logran insertarse en la sociedad de mejor manera que otros y una parte importante de la comunidad mantiene sus costumbres ancestrales como parte de una lucha importante por mantener la identidad. Sin embargo, entre ellos mismos se generan fracturas y divisiones.

La hermana Olga Jordán trabaja desde su misión con la comunidad toba de Rosario desde hace años, pero advierte sobre esa dicotomía que se da entre la misma raza: "Con tristeza notamos que la comunidad se divide: por un lado, los que responden a los problemas con agresividad y violencia y quieren obtener respuesta imponiéndose por la fuerza. Por otro lado están los tobas que aún conservan sus tradiciones, su idiosincrasia, los que realizan solicitudes de un modo más temeroso pero que viven con dignidad. En ellos se nota fundamentalmente el dolor que les causa ver cómo la etnia se corrompe".

Por eso también el festejo por el Día del Indio Americano tendrá distintas manifestaciones: la de quienes tratan de imponer y la de quienes, pacíficamente, rendirán culto a sus tradiciones y se reunirán entre ellos.

La religiosa destacó que lo importante para quienes trabajan con la comunidad toba no es dar sino enseñar cómo conseguir cada cosa y aprender cada día a nutrirse de nuevas herramientas que les permitan mejorar su calidad de vida. La educación y la cultura del trabajo juegan en este caso un papel preponderante por sobre el asistencialismo que a la larga no es más que una absurda dependencia.

"Pobres pero con dignidad" es el lema que gobierna a esta raza que más allá de los golpes históricos que ha sufrido se levanta para volver a empezar.

Los chicos toba esperan que mejoren sus condiciones de vida.