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 sábado, 07 de abril de 2007  
Bajo el agua. Se realizaron numerosos asentamientos en terrenos de los denominados valles de inundación
“En esta ciudad no cabe más gente”
Lo afirmó el titular de Promoción Comunitaria respecto de la urbanización de la capital santafesina

Santa Fe.— Para el titular de Promoción Comunitaria, Juan Carlos Forconi, la experiencia de los dos últimos fenómenos hídricos en Santa Fe estarían demostrando que “en esta ciudad no cabe más gente, y se torna necesario replantear en los próximos años, si es que no se quiere seguir asistiendo a catástrofes por los cambios climáticos se pueden reiterar y provocar crisis con costos impensables”.

   La opinión del funcionario, que comenzó a reiterarse en las fundamentaciones de técnicos y especialistas de esta capital, está basada en el hecho de que el ejido urbano observa vastos sectores vulnerables por el simple hecho de estar ubicados en lugares muy bajos e incluso en los propios valles de inundación de los ríos Paraná y Salado.

   Para Forconi no sólo hay que pensar en una mayor capacidad defensiva que incluya —entre otras cosas— bombas de gran potencia y aceitados planes de evacuación y asistencia, sino en la necesidad de evitar los asentamientos en los sitios de riesgo, y en una ciudad convertida en una “palangana” que no ofrece demasiadas posibilidades urbanísticas y de defensa.

   La realidad está diciendo que resulta casi increíble cómo se fueron dando algunos asentamientos. Así, por ejemplo, si durante la gran inundación de principios del siglo pasado el agua llegó hasta la plaza España desde el Paraná, y por el oeste el Salado alcanzó la avenida Freyre, el Hospital de Niños Alasia se construyó en pleno sector inundable, en un terreno arrasado en 2003.



Salvataje. En esta oportunidad no ocurrió lo mismo, la mayor parte de los pertrechos debieron ser trasladados al segundo piso. Con el río Salado muy alto y una continuidad de lluvias extremas pudo haber ocurrido una nueva hecatombe en ese nosocomio.

   En la costa este del Paraná la situación no es mejor. Sobre terrenos inundables a ambos lados de la ruta 168 se levanta un barrio de más de 10.000 personas. También la Ciudad Universitaria, donde paradójicamente se construyó la Facultad de Ciencias Hídricas. Pero además se rellenan cada vez más terrenos bajos ganándoselos al río, tal vez por creer que nunca se los pueda llevar.

   Esa acción tiene el agravante de que en una creciente de envergadura del Paraná y el desborde del arroyo Leyes toda esta edificación se convertiría en una suerte de endicamiento, que ejercería presión sobre la laguna Setúbal, la avenida costanera y el puente colgante, porque los aliviadores no darían abasto para que pase una gran correntada.

   Todo este avance realizado sobre los valles de inundación y los sectores inundables no ofrecen la seguridad de los anillos defensivos, porque nadie puede prever los hechos que están generando los cambios climáticos y qué podría suceder de ser superado un vallado defensivo.

   Durante la catástrofe del Salado en 2003, el río Paraná estaba bajo y eso evitó que el desastre se generalizara y que el escurrimiento fuera rápido luego de dinamitarse la avenida Mar Argentino.



Ley cajoneada. Resulta curioso que desde finales de 1990 la provincia de Santa Fe cuenta con una ley que prohibe taxativamente establecerse en los valles de inundación o zonas anegables. Sin embargo, esa norma —que se demoró más de un año en la Legislatura, y que fue sancionada por imperativo del Banco Mundial bajo la amenaza de cortar los créditos para inundaciones, luego promulgada por el gobierno de Carlos Reutemann— no pudo ser reglamentada porque más 130 mil santafesinos se encontraban dentro de esos terrenos.



Evidencia. Forconi admitió que al hacerse un relevamiento en 2003 y la verificación de los terrenos que efectos de la inundación del Salado se comprobó que había 10 mil lotes que no existían en el catastro, una prueba palpable de la forma en que se fue avanzando en la zona oeste sobre las áreas inundables.

   “Tal vez una salida, y es sólo una opinión, —dejó en claro el funcionario— sería pensar en no sumar más gente a la ciudad propiamente dicha, y alentar los asentamientos en las localidades casi satélites de Santa Fe, como Santo Tomé, Recreo o Sauce Viejo, por citar algunas”. l
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El Barrio Chalet es un claro ejemplo de los asentamientos realizados en los valles de inundación.

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